¡La verdadera válvula de la liquidez! La mayor incógnita de la reunión del FOMC: ¿Reiniciará la Reserva Federal la expansión de su balance?

El mercado apuesta casi al 100% a que la Reserva Federal implementará el tercer recorte de tipos del año en la reunión del 10 de diciembre, pero esto podría no ser el mayor foco de atención de la reunión del FOMC de esta semana. Analistas de PineBridge, gigante global de gestión de activos, señalan que lo que actualmente tiene un impacto más profundo en los mercados de activos estadounidenses es la “política de balance”, y el mercado espera con expectación cualquier indicio de la Reserva Federal sobre el futuro de su enorme balance de 6,5 billones de dólares: ¿mantenerlo estable o reanudar la expansión para inyectar liquidez? Aunque el precio de bitcoin ya ha rebotado por encima de los 90.000 dólares debido a las expectativas de recorte, los datos históricos lanzan una severa advertencia: tras las siete reuniones anteriores del FOMC este año, bitcoin ha caído en seis de ellas, con un descenso medio del 15%.

Doble narrativa: el recorte ya está descontado, la política de balance ocupa el centro del escenario

Según los datos de la herramienta CME FedWatch, el mercado asigna una probabilidad superior al 90% a que la Reserva Federal anuncie este miércoles (10 de diciembre) otro recorte de tipos de 25 puntos básicos. Este sería el tercer recorte del año tras los de septiembre y octubre, situando el rango de tipos de interés en el 3,5% - 3,75%, acercándose aún más al nivel neutral histórico. Para los operadores de criptomonedas, esta expectativa ya está plenamente descontada y ha contribuido al reciente rebote de bitcoin por encima de los 90.000 dólares.

Sin embargo, Michael Kelly, director global de multiactivos de PineBridge Investments, plantea un punto aún más clave: actualmente el mercado opera bajo “dos políticas monetarias”. Una es la política de tipos de interés dirigida al público general, que aunque sigue en territorio restrictivo, parece haber perdido su efecto represivo sobre precios de activos como las acciones; la otra es la política de balance orientada a la “clase de los poseedores de activos”. Esta última, mediante la compra directa de activos (como bonos del Tesoro, MBS), inyecta base monetaria en el sistema financiero y genera un “efecto riqueza” que sigue impulsando el consumo y la economía. El S&P 500 ha subido un 16,8% en el año, quedándose a un paso de máximos históricos, una muestra clara de este impulso de liquidez.

Por tanto, el verdadero foco de la reunión estará en los planes futuros de la Reserva Federal sobre su balance de 6,5 billones de dólares. Desde que el 1 de diciembre se detuvo oficialmente el endurecimiento cuantitativo, el mercado ansía saber: ¿planea la Fed mantener el tamaño del balance “plano” o está lista para “reanudar la expansión” para satisfacer la demanda de liquidez de la economía? La respuesta a esta pregunta puede ser aún más importante para la valoración de los activos de riesgo que un recorte de tipos ya plenamente descontado.

Encrucijada de liquidez: posible giro de “drenaje” a “inyección” de liquidez

Para comprender por qué la política de balance es tan clave, hay que repasar la evolución reciente. La Reserva Federal ha reducido en unos 2,5 billones de dólares su balance, que se disparó hasta los 9 billones durante la pandemia. Sin embargo, para evitar repetir la “crisis repo” de 2019, el 1 de diciembre detuvo este proceso de reducción tras detectar presiones en el mercado de financiación overnight. Esto marca una importante pausa de política.

Ahora, el mercado especula sobre el siguiente paso de la Fed. El equipo global de estrategia de tipos de interés de Bank of America ha realizado una audaz predicción en un informe a clientes: esperan que la Fed anuncie en esta reunión que, a partir de enero, iniciará compras de bonos del Tesoro por valor de 45.000 millones de dólares mensuales, durante un año o menos, como parte de la “gestión de reservas”. El director del equipo, Mark Cabana, reconoce que esta previsión “se adelanta y supera el consenso”. Detallan que incluiría unos 20.000 millones de dólares mensuales para satisfacer el crecimiento natural del balance y otros 25.000 millones para “revertir la excesiva pérdida de reservas”, operación que podría durar al menos seis meses.

Por supuesto, hay visiones más moderadas. Roger Hallam, director global de tipos de renta fija de Vanguard, prevé que la Fed podría iniciar compras de bonos del Tesoro a finales del primer trimestre o principios del segundo, por un monto mensual de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares. Subraya que debe considerarse como una “operación normal de gestión de reservas del banco central”, cuyo objetivo es garantizar suficiente liquidez para mantener estables los tipos de financiación, más que una señal de política monetaria fuerte. Sea cual sea la magnitud, la dirección parece clara: las operaciones de balance de la Fed están pasando de una fase de “drenaje” a otra potencial y estructural de “inyección” de liquidez.

Desempeño “maldito” de bitcoin tras las reuniones del FOMC en 2025

Mes de la reunión Desempeño posterior de bitcoin
Enero Caída del 25%
Marzo Caída del 19%
Mayo Caída del 12%
Junio Caída del 3%
Julio Subida del 8%
Septiembre Caída del 17%
Octubre Caída del 19%

Dato clave: Tras las 7 reuniones del FOMC celebradas en el año, el precio de bitcoin ha caído en 6 ocasiones.

Caída media: 15%

Tendencia reciente: Tras las reuniones en septiembre y octubre, en las que se anunciaron recortes de tipos, bitcoin cayó un 17% y un 19% respectivamente.

Lección para el mercado: Los datos históricos advierten firmemente del riesgo de “vender con la noticia”, especialmente cuando los recortes ya están plenamente descontados por el mercado.

La “maldición FOMC” de bitcoin: ¿se repetirá la historia?

Aunque el panorama de liquidez macroeconómica podría tornarse positivo, el mercado cripto se enfrenta a un inquietante patrón histórico. El conocido analista Ali Martinez ha señalado recientemente que, tras repasar las siete reuniones del FOMC celebradas en 2025, el precio de bitcoin cayó significativamente en seis de ellas. El mayor descenso se produjo tras la reunión de enero, con una caída del 25%; y en las dos últimas reuniones en las que se anunciaron recortes (septiembre y octubre), bitcoin bajó un 17% y un 19% respectivamente. De media anual, la caída tras cada reunión fue del 15%.

Esta “maldición” puede estar relacionada con el clásico comportamiento de “comprar el rumor, vender la noticia”. Antes de la reunión, los operadores abren posiciones largas o mantienen carteras anticipando una política más laxa; una vez se anuncia la decisión, parte del capital opta por recoger beneficios, especialmente tras disiparse la incertidumbre. Además, las declaraciones de Jerome Powell en la rueda de prensa suelen ser más determinantes que la decisión en sí misma. Si transmite preocupación por la inflación o sugiere que el ritmo de recortes será más lento, cualquier mensaje “hawkish” puede revertir el optimismo del mercado.

Actualmente, el precio de bitcoin ya ha rebotado por encima de los 90.000 dólares antes de la reunión, absorbiendo parte del potencial positivo del recorte. Por ello, Martinez advierte a los participantes del mercado que actúen con cautela. Tras la reunión, la atención pasará rápidamente al discurso de Powell y a la proyección del “dot plot” de la Fed para la política monetaria de 2026. Cualquier indicio de “tipos más altos por más tiempo” o de ralentización en el ritmo de relajación podría ser el catalizador de una nueva oleada de ventas en el mercado cripto.

Impacto profundo en el mercado cripto: “lluvia de liquidez” y “nuevo ancla” en valoraciones

Al margen de la volatilidad a corto plazo, el posible giro en la política de balance de la Fed tiene implicaciones estratégicas más profundas para el mercado cripto. En primer lugar, si la Fed inicia una nueva ronda de compras de gestión de reservas (aunque sea técnica y no QE), inyectará liquidez directamente en el sistema financiero. Esta liquidez actúa como “lluvia beneficiosa” que acaba filtrándose hacia todos los activos de riesgo, incluidas las criptomonedas. Para bitcoin, que lleva tiempo bajo la narrativa de “activo impulsado por la liquidez global”, esto es un apoyo fundamental.

En segundo lugar, este cambio podría aliviar las presiones de la “economía en K” que han preocupado al mercado este año. Kelly, de PineBridge, señala que los altos tipos han afectado a pequeñas empresas y familias de bajos ingresos, mientras la clase de poseedores de activos se ha beneficiado de la subida bursátil. Si la Fed proporciona más liquidez mediante el balance, podría contribuir a reducir los diferenciales de crédito y mejorar las condiciones financieras generales, generando un entorno más favorable para la actividad económica en general, incluida la inversión en activos emergentes como las criptomonedas.

No obstante, la paradoja es que los rendimientos de los bonos a largo plazo (como el Treasury a 10 años) han seguido subiendo recientemente hasta situarse por encima del 4,14%. Esto indica que el mercado negocia simultáneamente la “resiliencia económica” y la “preocupación fiscal”, manteniendo elevados los costes de financiación a largo plazo. Este contexto de tipos a corto plazo a la baja y tipos a largo al alza complica aún más los modelos de valoración de los criptoactivos. Los inversores deben buscar un nuevo equilibrio entre el viento de cola de la “liquidez abundante” y el viento en contra de unos “tipos reales aún altos”.

Mientras el mercado se centra en esos 25 puntos básicos de recorte, la verdadera batalla se libra ya en la más discreta “válvula de liquidez” del balance de la Fed. Ya sean 15.000 o 45.000 millones de dólares mensuales en potenciales compras, el mensaje simbólico es claro: tras detener el drenaje, el grifo del banco central podría estar a punto de abrirse de nuevo, aunque sea levemente. Para bitcoin, esto refuerza su narrativa de valor a largo plazo (oro digital frente a la expansión de liquidez), pero también implica riesgos técnicos de corrección a corto plazo cuando “las buenas noticias ya están descontadas”. Los datos históricos son una llamada de atención: cuando la narrativa macro es optimista, es aún más necesario respetar la volatilidad posterior a la reunión. Al final, lo que decidirá la dirección del mercado no será tanto lo que haga la Fed, sino lo que planea hacer a continuación y cómo interpreta el mercado esa intención frente a la compleja realidad económica.

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