Recientemente, los países BRICS están explorando la posibilidad de lanzar una moneda común respaldada por el oro, un movimiento que podría tener un profundo impacto en el actual panorama financiero global. Si esta idea se implementa con éxito, representará un desafío desde múltiples frentes al sistema monetario internacional dominado por el dólar.

Primero, la aparición de una nueva moneda podría reducir la demanda del dólar. Actualmente, el dólar representa cerca del 60% de las reservas de divisas globales y se acerca al 90% en las transacciones de divisas. Si los países BRICS adoptan la nueva moneda para la liquidación en el comercio de energía y materias primas, afectará directamente el uso del dólar.

En segundo lugar, esta medida podría socavar el sistema del dólar petrolero. Si los principales países exportadores de petróleo aceptan nuevas monedas en sus transacciones con los países BRICS, esto afectará el mecanismo del dólar petrolero que ha existido durante mucho tiempo.

Además, la ventaja financiera de Estados Unidos podría verse erosionada. La demanda global del dólar permite a Estados Unidos financiarse a un costo más bajo. Si hay un cambio en el flujo de capital internacional, podría llevar a una presión de venta sobre la deuda pública de EE. UU., lo que a su vez elevaría las tasas de interés y aumentaría su carga fiscal.

Sin embargo, esta idea enfrenta numerosos desafíos en su implementación. Existe una diferencia significativa en los niveles de desarrollo económico, tasas de inflación y políticas monetarias entre los países BRICS, lo que dificulta la coordinación interna. Por ejemplo, India tiene una actitud cautelosa hacia los esquemas de liquidación centrados en el renminbi y prefiere promover el uso de su propia moneda. Además, la profundidad del mercado, la liquidez y el efecto de red acumulados a largo plazo del dólar son difíciles de superar a corto plazo.

Cabe destacar que el gobierno de Estados Unidos ha expresado que tomará medidas enérgicas contra los países que intenten crear una moneda alternativa al dólar, incluyendo la posible imposición de altos aranceles.

Actualmente, los países BRICS no han publicado un plan de implementación específico, y las discusiones relacionadas aún se encuentran en la etapa conceptual. Algunos analistas creen que esto podría ser un objetivo a mediano o largo plazo que necesita ser promovido de manera gradual.

En general, las iniciativas de los países BRICS para explorar un nuevo sistema monetario reflejan los posibles cambios que podría enfrentar el orden financiero internacional, pero su impacto real y el proceso de implementación aún están por verse. De todos modos, esta tendencia merece la atención cercana de los mercados financieros globales.