En este mundo en constante cambio, cada mañana contiene infinitas posibilidades. Las oportunidades, como el rocío de la mañana, son efímeras, pero también como semillas, solo esperan que las cultivemos con esmero. Quizás no podamos prever el futuro, pero podemos moldear el mañana a través de nuestras acciones hoy. Lo importante no es si las oportunidades existen, sino si estamos preparados para aprovecharlas. Abramos nuestros corazones para recibir cada nuevo día, porque solo a través de la continua prueba y exploración podemos descubrir esas oportunidades ocultas. Las oportunidades siempre favorecen a los que están preparados, así que empecemos ahora a prepararnos adecuadamente para los desafíos de mañana.