El comercio OTC de criptomonedas es algo así como un mercado secreto. Dos partes intercambian directamente, sin usar plataformas normales. Hay intermediarios que ayudan con esto.
¿Qué lo hace especial? Bueno, es más privado. No queda registro público. Parece que maneja grandes cantidades sin alterar mucho los precios. Es flexible, rápido.
El proceso es curioso. Un comprador y un vendedor se encuentran. Negocian. El intermediario hace su magia. Y listo, transacción hecha.
Los inversores grandes lo adoran. Pueden mover montones de dinero sin que nadie se entere.
Hay trucos interesantes. Algunos crean mercados. Otros juegan con las diferencias de precios. Robots que hacen tratos automáticos. Estrategias para no perderlo todo.
Ojo, no es perfecto. Tiene sus riesgos. La otra parte podría fallar. Los precios son locos a veces. Y hay reglas que seguir, para que todo sea legal.
Es un mundo fascinante, medio oscuro. No está del todo claro cómo funciona. Pero ahí está, moviendo millones en silencio.
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El comercio OTC de criptomonedas es algo así como un mercado secreto. Dos partes intercambian directamente, sin usar plataformas normales. Hay intermediarios que ayudan con esto.
¿Qué lo hace especial? Bueno, es más privado. No queda registro público. Parece que maneja grandes cantidades sin alterar mucho los precios. Es flexible, rápido.
El proceso es curioso. Un comprador y un vendedor se encuentran. Negocian. El intermediario hace su magia. Y listo, transacción hecha.
Los inversores grandes lo adoran. Pueden mover montones de dinero sin que nadie se entere.
Hay trucos interesantes. Algunos crean mercados. Otros juegan con las diferencias de precios. Robots que hacen tratos automáticos. Estrategias para no perderlo todo.
Ojo, no es perfecto. Tiene sus riesgos. La otra parte podría fallar. Los precios son locos a veces. Y hay reglas que seguir, para que todo sea legal.
Es un mundo fascinante, medio oscuro. No está del todo claro cómo funciona. Pero ahí está, moviendo millones en silencio.