NEO, la plataforma blockchain apodada “el Ethereum chino”, ha recorrido un camino interesante desde su lanzamiento como Antshares en 2014. Personalmente, siempre me ha parecido un proyecto con ambiciones desmesuradas que no termina de cumplir sus promesas.
Su mecanismo dBFT supuestamente permite hasta 10.000 transacciones por segundo, pero nunca he visto estas velocidades en la práctica. Lo que sí aprecio es su enfoque hacia los desarrolladores con soporte para lenguajes comunes como Java y Python, eliminando la necesidad de aprender nuevos lenguajes específicos.
El sistema dual de monedas me parece innecesariamente complicado: NEO para gobernanza y GAS para tarifas de transacción. ¿No sería más sencillo un único token?
Mirando los datos actuales, el precio ha caído dramáticamente a 5,27 dólares, muy lejos de su máximo histórico de 198,38 dólares. Con una capitalización de mercado de apenas 371 millones de dólares y una caída del 43,54% en el último año, no puedo evitar cuestionar su relevancia en el panorama actual.
La supuesta ventaja de crear activos digitales que cumplan con normativas KYC/AML no es exclusiva de NEO, y muchas otras plataformas ofrecen funcionalidades similares con mayor adopción.
A pesar del apoyo que tuvo en Asia, NEO ha perdido terreno frente a competidores más ágiles. Los inversores deberían considerar cuidadosamente estos factores antes de apostar por este proyecto en declive.
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¿Qué es NEO?
NEO, la plataforma blockchain apodada “el Ethereum chino”, ha recorrido un camino interesante desde su lanzamiento como Antshares en 2014. Personalmente, siempre me ha parecido un proyecto con ambiciones desmesuradas que no termina de cumplir sus promesas.
Su mecanismo dBFT supuestamente permite hasta 10.000 transacciones por segundo, pero nunca he visto estas velocidades en la práctica. Lo que sí aprecio es su enfoque hacia los desarrolladores con soporte para lenguajes comunes como Java y Python, eliminando la necesidad de aprender nuevos lenguajes específicos.
El sistema dual de monedas me parece innecesariamente complicado: NEO para gobernanza y GAS para tarifas de transacción. ¿No sería más sencillo un único token?
Mirando los datos actuales, el precio ha caído dramáticamente a 5,27 dólares, muy lejos de su máximo histórico de 198,38 dólares. Con una capitalización de mercado de apenas 371 millones de dólares y una caída del 43,54% en el último año, no puedo evitar cuestionar su relevancia en el panorama actual.
La supuesta ventaja de crear activos digitales que cumplan con normativas KYC/AML no es exclusiva de NEO, y muchas otras plataformas ofrecen funcionalidades similares con mayor adopción.
A pesar del apoyo que tuvo en Asia, NEO ha perdido terreno frente a competidores más ágiles. Los inversores deberían considerar cuidadosamente estos factores antes de apostar por este proyecto en declive.