Muchas veces, la razón por la que nos volvemos expertos en algo es porque, en el fondo, es la forma en la que más deseamos ser tratados.

Quien sabe hacer fotos, es porque rara vez ha sido bien retratado;
quien sabe cocinar, es porque alguna vez quiso ser cuidado;
quien crea momentos románticos y sorpresas, es porque ha anhelado recibir la misma atención.

Lo que damos, a menudo es justo lo que más queremos recibir.

Pero a veces pensamos que, si seguimos dando, recibiremos la misma respuesta, y así nos alejamos cada vez más, dando vueltas cada vez más grandes.

La verdadera conexión no se consigue a base de dar, sino cuando alguien está dispuesto a responderte en la misma sintonía.

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