La bajada de tipos de interés de diciembre del año pasado ya fue la tercera del año, el mercado ya lo había descontado por completo y el precio ya había reflejado todo lo que tenía que reflejar.

Pero la de mediados de septiembre de este año fue distinta: llevaba casi un año sin bajadas, lo que significa que el grifo de la liquidez volvía a abrirse. Por eso, después del retroceso, el precio subió directamente a nuevos máximos, la lógica es clara.

La de finales de octubre fue incómoda, justo coincidió con el 11 de octubre, apenas medio mes después. La liquidez ya era escasa y las políticas siguientes no estaban claras, así que la caída era bastante normal.

¿Y este diciembre? No soy tan optimista. Ahora el mercado está apostando por dos cosas: si el Banco de Japón subirá finalmente los tipos y si se reactivará la política de QE. En este escenario de incertidumbre, no esperes una tendencia unilateral.