tienen una "forma correcta de funcionar": o bien se basan en el intercambio de valor, o bien en una comunidad de intereses. Las relaciones que se sostienen únicamente por afecto, salvo entre padres e hijos, son casi imposibles de encontrar. Incluso entre hombres y mujeres, o entre familiares, a menudo una pequeña cuestión de intereses puede hacer que se enfrenten rápidamente.
Nunca podrás despertar a quien finge estar dormido. No es que no entienda lo bueno que eres, es que no le hace falta entenderlo. Cuando ya no hay intereses ni valor, la relación se irá enfriando poco a poco, hasta romperse. Esto no tiene que ver con el tamaño del círculo social, sino con el estatus y la posición. En esencia, son puros asuntos de relaciones humanas.
Así es el mundo de los adultos: toda la ternura y el entusiasmo tienen un coste; toda sinceridad y compañía tienen condiciones. No te quejes de la frialdad, ni fantasees con la eternidad. Si ves la esencia de las relaciones, no te decepcionará nadie. Si entiendes el flujo de intereses, comprenderás que no existen las verdaderas amistades profundas.
La seguridad de los adultos empieza cuando dejan de malinterpretar las relaciones.
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Las relaciones entre adultos
tienen una "forma correcta de funcionar":
o bien se basan en el intercambio de valor,
o bien en una comunidad de intereses.
Las relaciones que se sostienen únicamente por afecto,
salvo entre padres e hijos,
son casi imposibles de encontrar.
Incluso entre hombres y mujeres, o entre familiares,
a menudo una pequeña cuestión de intereses puede hacer que se enfrenten rápidamente.
Nunca podrás despertar a quien finge estar dormido.
No es que no entienda lo bueno que eres,
es que no le hace falta entenderlo.
Cuando ya no hay intereses ni valor,
la relación se irá enfriando poco a poco, hasta romperse.
Esto no tiene que ver con el tamaño del círculo social,
sino con el estatus y la posición.
En esencia, son puros asuntos de relaciones humanas.
Así es el mundo de los adultos:
toda la ternura y el entusiasmo
tienen un coste;
toda sinceridad y compañía
tienen condiciones.
No te quejes de la frialdad,
ni fantasees con la eternidad.
Si ves la esencia de las relaciones,
no te decepcionará nadie.
Si entiendes el flujo de intereses,
comprenderás que no existen las verdaderas amistades profundas.
La seguridad de los adultos
empieza cuando dejan de malinterpretar las relaciones.