El mercado cripto del 2 de diciembre se puede describir con una sola palabra: desastre.

Empecemos por los datos generales. Hasta las 16:00 hora de Pekín, la capitalización total del mercado cripto se movía entre 3,7 y 3,8 billones de dólares, evaporándose casi un 1% en 24 horas. Bitcoin se mantenía cerca de los 86.600 dólares, aunque ayer llegó a caer hasta los 83.786 dólares, lo que supone una bajada intradía del 1%. Pero los que lo han pasado peor han sido quienes operan con apalancamiento: más de 270.000 liquidaciones en un solo día, con casi 1.000 millones de dólares esfumados y un 87% de ellas en posiciones largas.

Las principales criptomonedas tampoco se salvan del drama. Aunque Bitcoin solo cayó un 1%, cada uno de sus soportes clave está poniendo a prueba la confianza del mercado: 84.500, 83.000, 80.000 dólares, cada uno como una línea psicológica de defensa. Ethereum sufrió aún más, con una caída directa del -6,36%. El precio en 2.810 dólares hace que muchos ya estén vigilando los soportes en 2.700 y 2.620 dólares. ¿Y la resistencia en 2.900 dólares? A corto plazo parece difícil de superar.

Detrás de esta caída, los factores macroeconómicos han tenido mucho peso. Las expectativas de una bajada de tipos por parte de la Reserva Federal en diciembre se han esfumado a la mitad, con la probabilidad por debajo del 50%, y la liquidez del dólar empieza a escasear. Más grave aún, el Tesoro de Estados Unidos retiró de golpe unos 200.000 millones de dólares de su cuenta TGA, lo que para el mercado ha sido como una sangría. Además, el Banco de Japón puso fin a su política monetaria ultraexpansiva, y todos los activos de riesgo globales están ajustándose en consecuencia.

Desde la perspectiva de la estructura del mercado, el problema es evidente. Bitcoin ha caído más de un 33% desde su máximo histórico de 126.250 dólares en octubre. Todo el mundo está viendo la debilidad constante de las entradas de capital en los ETF; a veces incluso se registran salidas netas en un solo día.

En resumen, el mercado actual se enfrenta a un endurecimiento de la liquidez y a una fragilidad estructural. Los alcistas necesitan un catalizador mucho más potente, si no, este periodo de consolidación podría alargarse aún más.