Aquí tienes algo en lo que pensar: estamos viendo cómo cada vez más empresas privadas operan como si ya fueran públicas. ¿Las fronteras tradicionales? Cada día son más difusas.

Piénsalo: estas empresas tienen valoraciones enormes, miles de empleados y sus movimientos repercuten en sectores enteros. Sin embargo, siguen denominándose "privadas". ¿En qué momento deja de tener sentido esa clasificación?

Esto lleva a una pregunta interesante: si estas empresas funcionan a una escala que impacta en los mercados y las economías, ¿por qué no deberían ser incluidas en los principales índices? Puede que las antiguas definiciones necesiten una actualización. Las líneas entre el capital privado y los mercados públicos ya no son tan claras como antes, y quizá nuestras herramientas de medición deberían reflejar esa realidad.

Solo una reflexión para quien siga la evolución de los mercados de capitales modernos.