Los criminales de las criptomonedas han mejorado su juego últimamente. Ya no solo mezclan monedas: ahora saltan entre múltiples exchanges, cruzan distintos bridges y evitan intencionadamente las conexiones entre monederos. ¿Todas estas artimañas? Diseñadas para confundir las herramientas de rastreo tradicionales y hacer que sus huellas desaparezcan en los gráficos de red.

Pero hay algo que no pueden falsear: los patrones temporales. Por muchos saltos que den, el reloj no miente. Por eso el análisis temporal se ha convertido en un componente clave de los sistemas avanzados de agrupación. Al mapear las marcas de tiempo de las transacciones y los patrones de velocidad, los analistas ahora pueden conectar los puntos incluso cuando las relaciones entre monederos parecen completamente desconectadas.