Recientemente vi un caso tan absurdo que me dejó helado.

Una mujer en Estados Unidos conoció por internet a un tipo que se hacía pasar por “empresario exitoso”. Tras meses de conversación y mucha labia emocional, el tipo empezó a insinuar que había ganado muchísimo dinero invirtiendo en criptomonedas. Luego, la clásica jugada: “te enseño”, “esta plataforma da rendimientos seguros”, “tú solo sigue mis instrucciones”.

Ella confió en él. Vació sus ahorros para la jubilación, hipotecó la casa y, en total, invirtió casi 1 millón de dólares en una “plataforma de inversión” que ni siquiera existía. En su cuenta, los números crecían como la espuma, pero cuando quiso retirar el dinero, el sistema dijo “cuenta bloqueada” y el servicio de atención le exigió otros 1 millón de dólares para desbloquearla.

Desesperada, le contó todo el proceso a ChatGPT. La IA lo tuvo claro: estafa de manual, llama a la policía ya. Solo entonces ella se dio cuenta de la realidad.

Este tipo de casos son muy dañinos para todo el sector. De por sí, la gente ya tiene prejuicios hacia las criptomonedas, y ahora se suma la etiqueta de “estafa millonaria”. No solo afecta la reputación, sino que es probable que los reguladores aprovechen para imponer controles aún más estrictos, e incluso proyectos legítimos podrían verse perjudicados.

Unas palabras sinceras:

No existen los milagros ni los desconocidos que te van a regalar dinero. Quienes se acercan con amabilidad y, de repente, te animan a invertir en alguna “plataforma exclusiva”, casi siempre están tendiéndote una trampa. Los sentimientos son falsos, la plataforma es falsa, solo tu dinero es real.

Antes de hacer una transferencia grande, piénsalo dos veces. Busca, pregunta, investiga: si hasta una IA puede detectar la estafa, nosotros no deberíamos caer en la trampa. Si ChatGPT puede ser tu salvavidas, está claro que comprobar la información no es tan difícil.

Por último: las criptomonedas en sí solo son herramientas; un cuchillo puede cortar comida o herir, el problema nunca está en el cuchillo. Hay que tener cuidado con quienes, bajo la promesa de la “libertad financiera”, solo buscan explotar la avaricia y la ingenuidad.

La primera lección para sobrevivir en este mundillo no es cómo ganar dinero, sino cómo no perder el principal.