¿Aún recuerdas 2013? Dogecoin emergió de un chiste en línea, dos programadores se divertían con un meme de Shiba Inu, y nadie esperaba que la comunidad respondiera con un grito unánime, que los usuarios de todo el mundo donaran voluntariamente para obras benéficas, y que el precio se disparara con la emocionalidad. Se convirtió en la primera ola que realmente llevó el concepto de MEME fuera del círculo, haciendo que los tokens explotaran en popularidad.

Pero la historia no es tan simple. Con el tiempo, aparecieron más MEME tokens, todos queriendo copiar ese guion de "fiebre comunitaria + difusión de memes virales". ¿Y qué pasó? Algunos proyectos lograron multiplicar su valor por mil en minutos, pero en el mismo día también podían caer a cero. Muchos inversores confiados decían: "Este será el próximo Dogecoin", solo para terminar siendo los que compraron en el pico y luego vieron cómo la ballena liquidaba sus posiciones.

Pensándolo fríamente: Dogecoin fue una combinación de circunstancias únicas de tiempo, lugar y personas, que no se repite en los MEME tokens habituales. El ecosistema actual de MEME es como una corriente de emociones inciertas, donde las subidas y bajadas dependen completamente de la percepción, y la lógica hace mucho tiempo que quedó en el pasado. Antes de entrar, hay que mantener la cabeza fría — toda historia de "convertirse en leyenda de la noche a la mañana" puede ocurrir solo una vez. Recuerda: nunca apuestes tu dinero de vida en este tipo de juegos.