En las próximas horas, la atención de los operadores globales estará centrada en un solo lugar: la reunión de política monetaria de la Reserva Federal.

Pero esta vez, nadie está realmente preocupado por si bajan o no las tasas. El mercado ya ha dado la respuesta: la bajada de tasas es casi segura. La verdadera cuestión que no deja dormir a nadie es otra: ¿la Reserva Federal podrá presentar algo tangible para resolver ese problema cada vez más evidente en el sistema bancario: la falta de dinero?

**La crisis de liquidez se está fermentando**

Primero, el primer problema. Aunque la "reducción de balance" de la Reserva Federal se ha detenido, los daños ya están hechos. En los últimos dos años, para controlar la inflación, la Reserva Federal ha extraído cantidades enormes de dinero del mercado como una bomba de agua. Ahora dicen que ya no lo hacen, ¡está bien! Pero el nivel del agua en el depósito sigue en niveles bajos. La tensión en las reservas entre bancos no ha mejorado mucho. Es como si cerraras el grifo, pero la presión del agua no sube y las tuberías siguen vacías.

Lo más preocupante es el segundo punto: dentro de la Reserva Federal hay una división.

Los 12 oficiales con derecho a voto ahora están divididos en dos bandos. Un bando quiere seguir inyectando dinero para salvar la economía, el otro está firmemente en contra. ¿Powell? Sus palabras quizás no sean tan efectivas como antes. Un banco central sin una opinión unificada puede dudar, hacer concesiones y ser ambiguo al tomar decisiones. Y lo que más teme el mercado es precisamente esa ambigüedad.

**El núcleo de la incertidumbre esta noche**

Por eso, lo que importa esta noche no es cuánto bajarán las tasas, sino si Powell podrá ofrecer una solución de liquidez clara, concreta y factible.

El mercado espera una señal clara: ¿cómo planean tapar este agujero?