El alto funcionario del FMI acaba de lanzar una advertencia sobre la potencia manufacturera de China. ¿La preocupación? Que ese fuerte sesgo industrial podría generar más fricción en las dinámicas del comercio global. La llamada a la acción es clara: Beijing necesita aumentar seriamente los esfuerzos para orientar el crecimiento hacia el consumo en lugar de depender tanto de la manufactura para exportar. Es un acto de reajuste clásico que podría reestructurar los flujos comerciales.