Hace diez años, hice una de mis mejores predicciones. Observé a este tipo operar y algo hizo clic: la velocidad de ejecución, la claridad de visión, el empuje imparable hacia adelante. Sin tonterías, pura señal. Así que respaldé eso con dinero real, casi sin pensar dos veces. Cuando identificas esa rara combinación de inteligencia y momentum imparable, no te quedas en las gradas. ¿Esa apuesta de convicción? Sigue dando frutos hoy en día.