La decisión de hoy de la Fed sobre la tasa se convirtió en todo un espectáculo—la controversia y el desacuerdo podrían convertirse en el procedimiento operativo estándar para los próximos meses. La cuestión es: quien sea designado como el próximo presidente de la Fed heredará un campo minado de desafíos. Las divisiones internas que estamos presenciando no son solo ruido; indican fracturas más profundas en la forma en que los responsables de las políticas ven la trayectoria económica. Los mercados odian la incertidumbre, y este período de transición de liderazgo podría amplificar la volatilidad en todas las clases de activos. La verdadera pregunta ya no es solo sobre las tasas—sino sobre si el próximo presidente podrá restablecer el consenso sin sacrificar la flexibilidad de la política.