¿Se han enfriado completamente ONT y NEO? Tampoco es para tanto, pero volver a la gloria de aquellos tiempos es prácticamente imposible. Ambos proyectos enfrentan sus propias dificultades y su estado actual deja mucho que desear.

Primero, hablemos de ONT, la situación ciertamente no es muy optimista. Los datos son los que mejor explican el problema: en mayo de 2021, la cantidad de fondos bloqueados en la cadena era de 3.79 mil millones de dólares, ¿y ahora? Se desplomó a 8.48 millones, una caída superior al 95%. Lo más doloroso es que más del 95% de las direcciones con tokens están en pérdida, ¿cómo no habría presión de venta? La actividad en la cadena también va en declive día tras día, y la dinámica de desarrollo cada vez es menor.

Pero tampoco está completamente inactivo. En agosto del año pasado, aprovechando la colaboración con Palantir, el token subió un 50% en un día, un momento destacado en medio de la tendencia. En noviembre, realizaron una reforma en la economía del token ONG, destinando el 80% de la inflación para incentivar el staking, intentando estabilizar el ecosistema. Pero estas operaciones no cambiaron la esencia: hasta el 10 de diciembre del año pasado, la capitalización de mercado de ONT era de apenas 66.92 millones de dólares, y su posición ya había caído fuera del radar principal.

En comparación, NEO tiene una base mucho más sólida. Al fin y al cabo, es una cadena pública veterana; a principios del año pasado, su valoración de mercado aún se mantenía en 1.034 mil millones de dólares, con un ecosistema y reconocimiento mucho más firmes que ONT. En el plano técnico, tampoco se quedaron quietos: en mayo arreglaron errores de compatibilidad, en junio lanzaron en la red de prueba una solución de seguridad para la interoperabilidad, y en octubre lanzaron directamente la gran actualización Neo 4, centrada en acelerar las transacciones y optimizar las tarifas. Lo más radical fue eliminar la antigua red Neo Legacy, apostando completamente a la nueva arquitectura Neo N3, mejorando considerablemente la compatibilidad para los desarrolladores.

Pero aquí está el problema: estas actualizaciones no lograron que NEO volviera a la primera línea del sector. La popularidad que había perdido sigue sin recuperarse, y el mercado ahora está más enfocado en nuevas narrativas y nuevas cadenas públicas. La mayor dificultad para ONT y NEO no es la tecnología, sino que en una era de escasez de atención, los proyectos viejos tienen muy difícil volver a captar la atención. ¿Seguir vivos? Sin problema. ¿Recuperar el brillo? Mucho más difícil.