A las tres de la madrugada, la luz de la pantalla me hace doler los ojos. El temblor en la mano y la sensación de que el corazón va a salir por la garganta—he sentido esto más de una vez.
No es actuación, realmente he sentido dolor. La cifra en la cuenta bajó de seis dígitos a cuatro, y esa sensación es como estar al borde de un acantilado, con las piedras que caen debajo de los pies una tras otra. Luego entendí que lo que me salvó no fue ninguna arma secreta, sino unas reglas muertas, hechas con dinero.
**Primera regla: Solo apostar dentro de tu propio círculo.** Antes, lo que más temía era perderme una oportunidad. Ver cómo un cripto sube y lanzarme a comprar, solo para terminar en la posición del espectador cada vez. Ahora he aprendido: las oportunidades están todos los días, pero si pierdes tu capital, realmente ya no hay nada.
Prefiero marcar con anticipación mi zona de entrada; si no estoy allí, aunque el mercado esté muy animado, solo soy un espectador. Ganar con el dinero que entiendo, eso es suficiente.
**Segunda regla: Antes de abrir una posición, calcula cuánto puedes perder.** Cada vez que hago una orden, lo primero que hago es poner un stop-loss. La pérdida que puedo soportar es mil veces más importante que las ganancias que fantasío. Mientras el capital esté ahí, aún hay oportunidad de recuperarse. Sobrevivir, esa es la condición previa de todo.
**Tercera regla: Las ganancias hay que ir metiéndolas en el bolsillo por partes.** Cuando el mercado está en alza, divido las ganancias en varias partes. Por ejemplo, una parte la vendo en un nivel de resistencia clave para asegurar el beneficio, otra la dejo para aprovechar posibles movimientos futuros. Así, puedo comer de esas ganancias y no perderlas en una retroceso repentino. Sin avaricia, puedo mantener las ganancias.
**Cuarta regla: Sin señal, aprende a esperar.** Antes, cuando me picaba el gusanillo, no poder operar un día entero me hacía sentir incómodo. Ahora, oportunidades que no cumplen con mis estándares, por muy tentadoras que sean, ni las toco. La clave no es ser más diligente, sino tener más paciencia para esperar la oportunidad que realmente me conviene.
Con estas reglas, tan simples como pueden ser, logré que mi cuenta pasara de cuatro dígitos a cinco, luego a seis. La variación en los números es solo el resultado. Lo más importante es que ahora puedo dormir tranquilo, sin preocuparme aunque vea subidas y bajadas violentas.
Antes, en la oscuridad, andaba a ciegas; ahora tengo una linterna en la mano. No ilumina mucho, pero basta para guiarme por el camino.
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A las tres de la madrugada, la luz de la pantalla me hace doler los ojos. El temblor en la mano y la sensación de que el corazón va a salir por la garganta—he sentido esto más de una vez.
No es actuación, realmente he sentido dolor. La cifra en la cuenta bajó de seis dígitos a cuatro, y esa sensación es como estar al borde de un acantilado, con las piedras que caen debajo de los pies una tras otra. Luego entendí que lo que me salvó no fue ninguna arma secreta, sino unas reglas muertas, hechas con dinero.
**Primera regla: Solo apostar dentro de tu propio círculo.**
Antes, lo que más temía era perderme una oportunidad. Ver cómo un cripto sube y lanzarme a comprar, solo para terminar en la posición del espectador cada vez. Ahora he aprendido: las oportunidades están todos los días, pero si pierdes tu capital, realmente ya no hay nada.
Prefiero marcar con anticipación mi zona de entrada; si no estoy allí, aunque el mercado esté muy animado, solo soy un espectador. Ganar con el dinero que entiendo, eso es suficiente.
**Segunda regla: Antes de abrir una posición, calcula cuánto puedes perder.**
Cada vez que hago una orden, lo primero que hago es poner un stop-loss. La pérdida que puedo soportar es mil veces más importante que las ganancias que fantasío. Mientras el capital esté ahí, aún hay oportunidad de recuperarse. Sobrevivir, esa es la condición previa de todo.
**Tercera regla: Las ganancias hay que ir metiéndolas en el bolsillo por partes.**
Cuando el mercado está en alza, divido las ganancias en varias partes. Por ejemplo, una parte la vendo en un nivel de resistencia clave para asegurar el beneficio, otra la dejo para aprovechar posibles movimientos futuros. Así, puedo comer de esas ganancias y no perderlas en una retroceso repentino. Sin avaricia, puedo mantener las ganancias.
**Cuarta regla: Sin señal, aprende a esperar.**
Antes, cuando me picaba el gusanillo, no poder operar un día entero me hacía sentir incómodo. Ahora, oportunidades que no cumplen con mis estándares, por muy tentadoras que sean, ni las toco. La clave no es ser más diligente, sino tener más paciencia para esperar la oportunidad que realmente me conviene.
Con estas reglas, tan simples como pueden ser, logré que mi cuenta pasara de cuatro dígitos a cinco, luego a seis. La variación en los números es solo el resultado. Lo más importante es que ahora puedo dormir tranquilo, sin preocuparme aunque vea subidas y bajadas violentas.
Antes, en la oscuridad, andaba a ciegas; ahora tengo una linterna en la mano. No ilumina mucho, pero basta para guiarme por el camino.