Quizás no eres realmente un mal trader, sino uno con potencial sin explotar que espera ser desbloqueado.

Piénsalo: cada operación perdedora te enseña algo que las ganadoras nunca podrían. ¿Gestión del riesgo? ¿Tamaño de posición? ¿Disciplina emocional? Esas habilidades no se desarrollan de la noche a la mañana. Se forjan a través de la experiencia, los errores y ese momento angustioso en el que te das cuenta de que el mercado no le importa cómo te sientes.

La diferencia entre luchar y tener éxito no suele ser talento. Es paciencia, aprendizaje constante y negarse a dejar que un portafolio en rojo defina todo tu camino de trading.