Una enorme petrolera cargada de crudo fue interceptada en el Caribe.

Las fuerzas militares estadounidenses recientemente confiscaron un superpetrolero llamado Skipper en aguas cercanas a Venezuela. Este buque, que lleva la bandera de Guyana, transportaba nada menos que 1.1 millones de barriles de crudo — tras cargar clandestinamente desde Venezuela e Irán, y se dirigía a Cuba. La cuestión es: estos tres países están en la lista negra de EE. UU.

El FBI, el Departamento de Seguridad Nacional y la Guardia Costera se movilizaron, con el respaldo del Pentágono. Los agentes descendieron en helicóptero directamente a la cubierta, en una operación bastante impactante. Las autoridades estadounidenses dijeron que este barco había sido vigilado desde hace tiempo, porque participaba en una red ilegal de contrabando de petróleo relacionada con grupos terroristas.

El momento también es muy delicado. Trump ha estado presionando últimamente al presidente venezolano Maduro, incluso diciendo públicamente que "sus días están contados", y no descarta tomar medidas más duras.

Tras este incidente, el mercado del petróleo reaccionó de inmediato:
• El WTI subió un 1.2%, hasta 58.95 dólares
• El Brent subió un 1.15%, hasta 62.65 dólares

Algunos analistas advierten que esta confiscación podría aumentar el riesgo para las compañías navieras de transportar petróleo venezolano. Después de todo, nadie quiere que su barco quede retenido en alta mar. A largo plazo, el flujo de petróleo en toda la región podría reorganizarse.

Cuando la geopolítica se mueve, los precios de la energía también tiemblan. Para el mercado de criptomonedas, esta incertidumbre suele impulsar el aumento del sentimiento de refugio — después de todo, cuando los mercados tradicionales se desestabilizan, los fondos buscan otras rutas.