Desde un ángulo que rara vez discutimos—la Reserva Federal anunció recientemente la compra mensual de 40 mil millones de dólares en bonos del Tesoro a corto plazo, aunque oficialmente no lo llamó QE, el mecanismo real sigue siendo una política expansiva, solo que ha evolucionado.

De cantidad a calidad. Esa es la clave.

En un sistema de reservas suficientes, las reservas bancarias tienen un peso de riesgo del 0% en regulación, mucho más flexible que los bonos a corto plazo. Antes del Día de Acción de Gracias, las reglas de apalancamiento (SLR) se relajaron, y cuando el QT estaba casi terminando, la Reserva Federal de repente compró bonos a corto plazo—esto no fue una coincidencia, sino un ajuste de política con un propósito.

¿Y por qué? Porque los bonos a corto plazo son solo "moneda cercana", mientras que las reservas son la moneda perfecta del sistema financiero. La esencia de esta operación de la Fed es mejorar la calidad de la moneda del sistema bancario, no solo aliviar la presión en el corto plazo.

Aquí hay un fenómeno interesante—cuando el sistema financiero tradicional está mejorando la "calidad de la moneda", ¿qué está haciendo el mundo de las criptomonedas?

Las stablecoins.

En el contexto de la reconstrucción global del dólar, las stablecoins se han convertido en la cuestión más urgente de la calidad de la moneda. Actúan como la "válvula de escape" del sistema de crédito del dólar, satisfaciendo la demanda de liquidación rápida y transnacional. Mientras este problema no se resuelva, las criptomonedas no desaparecerán; por el contrario, serán cada vez más importantes.

En pocas palabras, la Fed está haciendo un "QE de calidad", y la industria cripto está construyendo un "sistema QE privado", con las stablecoins en el centro. Dos mundos, dos lógicas.