Un fallo retrasado 1314 días llevó al nombre más infame en la historia de las criptomonedas a la cárcel.

11 de diciembre, Tribunal Federal de Nueva York. Do Kwon, vestido con uniforme penitenciario amarillo, se presentó en el banquillo de los acusados, y la sentencia de 15 años de prisión fue dictada.

La defensa solicitaba 5 años, pero el juez lo descartó directamente—e incluso calificó esa cifra de "absurda". La fiscalía, que sugería 12 años, consideró que no eran suficientes porque el caso tenía un impacto demasiado grande. El juez citó la famosa frase de Kwon "Deploying more capital – steady lads", y la clavó en la columna de los acusados de estafar a los inversores, calificando finalmente el caso como una "estafa de escala intergeneracional".

¿Por qué colapsó la stablecoin de Terra, UST? La versión de la fiscalía es clara: desde el principio fue una narrativa falsa. Ese mecanismo perfectamente operativo nunca existió. Y esta caída no fue solo problema del equipo del proyecto; como una ficha de dominó, provocó indirectamente la caída de FTX y sumió a toda la industria en un invierno crudo.

La escala de las víctimas asusta—los acreedores de Terra son unas 16,500 personas, pero las víctimas reales podrían superar el millón. En apenas unos días, el juez recibió 315 cartas. Algunas perdieron sus casas, otras vieron desaparecer sus pensiones y fondos para la educación de sus hijos, y algunos no durmieron en cuatro días esperando un resultado. En esas cartas abundan las denuncias: se dejaron llevar por la "narrativa divinizada" de Kwon, la confianza se convirtió en arma y los ahorros desaparecieron en un instante.

En la corte, Kwon expresó arrepentimiento, admitiendo haber ocultado hechos relacionados con la intervención del mercado. Desea cumplir su condena en Corea del Sur, pero aún enfrenta cargos adicionales y ya aceptó entregar activos por 19 millones de dólares.

El fundador, que alguna vez fue confiado y dijo "no debatir con los pobres", ahora, con las manos esposadas, caminaba hacia el ascensor, y detrás de él, ¡hubo alguien que aplaudió!

La historia de Terra quizás concluya aquí, pero la advertencia que deja aún no se ha disipado: la fe ciega combinada con ilusiones financieras cuidadosamente empaquetadas, al final, no deja ganadores.