Bitcoin y Ethereum están actualmente atrapados en la "zona de disputa" entre las fuerzas alcistas y bajistas. Quien pueda romper primero la posición clave, tendrá el control de corto plazo.

Empecemos con Bitcoin. La línea de tendencia desde el máximo de octubre ha estado presionándolo, y ahora el mercado está considerando dos direcciones: o bien romper al alza esa línea de resistencia para revertir el riesgo bajista a mediano plazo; o bien caer por debajo del canal ascendente más reciente. La reducción de tasas de la Reserva Federal el 11 de diciembre suena muy favorable, pero la verdad es que el mercado ya había descontado esa expectativa, por lo que no generó mucho impacto. Otra realidad es que la entrada de fondos en el ETF de Bitcoin en spot ha sido algo plana últimamente, faltando de nuevo capital para impulsar una subida.

Desde el punto de vista técnico, Bitcoin está limitado en un rango clave. Por arriba, hay una fuerte resistencia en 94,236 (que combina el precio de apertura anual, el mínimo de mayo y el retroceso de Fibonacci del 61,8%), y solo si logra consolidarse aquí podrá cambiar la tendencia mediana a bajista. Por abajo, 91,000 es la línea media de reciente consolidación, y más abajo, la zona de soporte más importante se encuentra entre 83,712 y 84,000.

Ethereum tiene un ritmo ligeramente diferente, pero también está en lucha. Forma una nueva línea de tendencia alcista a corto plazo alrededor de 3,180, lo cual es una señal. La resistencia clave está en 3,350; si logra romperla realmente, el espacio para un rebote se abrirá. Por abajo, 3,150 es la línea de vida o muerte; si esa defensa colapsa, el riesgo de caída se incrementará rápidamente.

La estrategia de operación es sencilla: enfocarse en esas resistencias y soportes clave. Por ejemplo, si el cierre de Bitcoin puede mantenerse por encima de 94,700, o si Ethereum puede romper efectivamente los 3,350, esas serán señales de cambio en la tendencia a corto plazo. Cada ganancia o pérdida está marcando el próximo movimiento a seguir.