La tasa de cambio oficial establecida por el Banco Central de Venezuela es de 1 dólar estadounidense igual a 270.789 bolívares, parece muy ordenada. Pero en el mercado P2P de una plataforma de intercambio líder? 1 USDT puede cambiarse por al menos 421.000 bolívares. La diferencia de precio se acerca al 55%.
Esto no es un error de cálculo. Son diálogos de dos mundos paralelos: uno con los números establecidos por la política, y otro donde ocurren las transacciones reales.
¿A qué se parece la tasa oficial? A los precios de gasolina "teóricamente existentes" en los supermercados estatales — utilizados por los grandes bancos, registrados en los libros del gobierno, pero inaccesibles para las personas comunes en la calle. Es solo una instantánea congelada, un número fijado por políticas, que no puede ser convertido en dinero real por personas vivas.
Pero las stablecoins no son así.
Cuando alguien está dispuesto a cambiar 420.000 bolívares por 1 USDT, eso es una demanda de escape activa. La gente paga esa prima porque: puede depositar directamente en cuentas bancarias locales, el bolívar se devalúa cada día pero la stablecoin no, no hay límites en las transacciones, y se puede cruzar diversas aprobaciones administrativas. En pocas palabras, en un lugar donde la moneda fiduciaria ha fallado, el dólar digital se convierte en la "verdadera plata" en la que más se puede confiar.
Lo que esto refleja en realidad es muy profundo: cuando la confianza en el Estado colapsa, los sistemas de crédito descentralizados encuentran espacio para sobrevivir. La gente vota con cada transacción, y el resultado de esas votaciones está cambiando el mapa real de las finanzas.
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Este fenómeno es realmente absurdo.
La tasa de cambio oficial establecida por el Banco Central de Venezuela es de 1 dólar estadounidense igual a 270.789 bolívares, parece muy ordenada. Pero en el mercado P2P de una plataforma de intercambio líder? 1 USDT puede cambiarse por al menos 421.000 bolívares. La diferencia de precio se acerca al 55%.
Esto no es un error de cálculo. Son diálogos de dos mundos paralelos: uno con los números establecidos por la política, y otro donde ocurren las transacciones reales.
¿A qué se parece la tasa oficial? A los precios de gasolina "teóricamente existentes" en los supermercados estatales — utilizados por los grandes bancos, registrados en los libros del gobierno, pero inaccesibles para las personas comunes en la calle. Es solo una instantánea congelada, un número fijado por políticas, que no puede ser convertido en dinero real por personas vivas.
Pero las stablecoins no son así.
Cuando alguien está dispuesto a cambiar 420.000 bolívares por 1 USDT, eso es una demanda de escape activa. La gente paga esa prima porque: puede depositar directamente en cuentas bancarias locales, el bolívar se devalúa cada día pero la stablecoin no, no hay límites en las transacciones, y se puede cruzar diversas aprobaciones administrativas. En pocas palabras, en un lugar donde la moneda fiduciaria ha fallado, el dólar digital se convierte en la "verdadera plata" en la que más se puede confiar.
Lo que esto refleja en realidad es muy profundo: cuando la confianza en el Estado colapsa, los sistemas de crédito descentralizados encuentran espacio para sobrevivir. La gente vota con cada transacción, y el resultado de esas votaciones está cambiando el mapa real de las finanzas.