Las operaciones que pueden ser estables y consistentes suelen parecer bastante aburridas.

A veces, estar mirando la pantalla durante medio día o incluso todo el día, con las velas en movimiento, no activa tus condiciones. El mercado fluctúa, otros comentan y analizan, y tú todavía no haces nada. Esa es la realidad: en esencia, el trading consiste en un 99% de espera fría y un 1% de ejecución rápida.

La mayor parte del tiempo simplemente acompañas el movimiento del mercado, sin hacer nada. Sin intentar adivinar la dirección con órdenes, sin apresurarte a sacar conclusiones sobre la tendencia, solo observando tranquilamente cómo el precio se mueve hacia donde debe ir. Hasta que no se cumplen las condiciones, ni siquiera necesitas pulsar botones. Esto suena muy fácil, pero en la práctica es difícil—justamente esa es la parte que más va en contra de la naturaleza humana, y la línea que separa a los novatos de los veteranos.

Cuando esa oportunidad del 1% realmente llega, en realidad no sientes mucho. No hay esa sensación de aceleración del corazón, ni miedo. Solo estás seguro de que ahora puedes actuar. Es así de simple.

Pero, ¿por qué algunos llevan años en el mercado y sus resultados siguen siendo mediocres? El análisis técnico en realidad no es el principal obstáculo; el verdadero problema es que no pueden dejar esa sensación de euforia que les da la dopamina. Operar con frecuencia, seguir las tendencias, adivinar la dirección del mercado—todo eso da la sensación de "estoy participando". Pero el mercado nunca paga por tus emociones.

Por eso, debes preguntarte: ¿estás aquí para buscar emociones o para ganar dinero? Estos dos objetivos suelen ser incompatibles. Los verdaderos expertos en trading, en realidad, parecen muy aburridos—porque ya han hecho que ganar dinero sea algo suficientemente estable y monótono.