La administración de Trump está desplegando poder ejecutivo para evitar que Elon Musk sea depuesto en una demanda federal que desafía el desmantelamiento de USAID. En un escrito revisado por Cryptopolitan, el Departamento de Justicia solicitó a un juez federal de Maryland que bloquee el testimonio de Musk y de dos exfuncionarios de USAID—Peter Marocco y Jeremy Lewin—quienes son fundamentales en el caso.
El DOJ sostiene que obligar a Musk a someterse a un interrogatorio violaría las protecciones constitucionales otorgadas a los asesores ejecutivos senior y socavaría la autoridad presidencial. Sin embargo, los demandantes—exempleados y contratistas del gobierno—presentan una imagen radicalmente diferente, alegando que Musk ejerció un poder inconstitucional cuando USAID fue efectivamente desmantelado mediante despidos masivos, cancelaciones de subvenciones y colapso institucional.
La Evidencia Contra Musk
El argumento más fuerte en el arsenal de los demandantes proviene de las propias palabras de Musk. En una publicación en redes sociales de febrero, el multimillonario escribió: “Pasamos el fin de semana alimentando a USAID en la trituradora de madera.” El juez determinó que esta declaración era lo suficientemente probatoria para sugerir que Musk no era simplemente un asesor, sino alguien que dirigía activamente decisiones que destruyeron la agencia.
Esta publicación contradice directamente el argumento central del DOJ—que Musk no tenía autoridad formal para tomar decisiones políticas y, por lo tanto, no puede ser considerado responsable de violaciones constitucionales. Según los registros del tribunal, el juez encontró una base suficiente para permitir que el caso continúe, rechazando una moción anterior del DOJ para desestimar toda la demanda en agosto.
La Disputa Sobre el Rol Continúa
Musk renunció a su posición de asesor formal en primavera, aunque sigue siendo sinónimo del Departamento de Eficiencia Gubernamental de Trump (DOGE). La administración ahora argumenta que sus contribuciones se limitaron a asesoramiento informal, no a la ejecución de políticas. Los abogados del DOJ dijeron al juez que depurar a Musk “implicaría necesariamente interferir en las actividades de la Casa Blanca y en los deberes constitucionales del presidente.”
Los demandantes contraatacan que Musk funcionó como un funcionario confirmado por el Senado a pesar de nunca haber recibido la confirmación del Senado—operando efectivamente más allá de su autoridad legal. Argumentan que violó la separación constitucional de poderes al facilitar el cierre de una agencia que el Congreso había establecido.
Un Patrón Más Amplio
La administración de Trump no se detiene con Musk. En un procedimiento separado de mayo, la Corte Suprema de EE. UU. intervino para impedir que Amy Gleason, administradora de DOGE, fuera obligada a testificar. Ese caso trata sobre si DOGE debe cumplir con los requisitos federales de divulgación de registros y aún no tiene resolución.
Qué Sigue para el Juez
La cuestión legal central ahora recae en el juez federal: ¿Son suficientes las declaraciones en redes sociales de Musk, su acceso documentado a la Casa Blanca y su participación públicamente visible para atravesar la protección del privilegio ejecutivo que normalmente protege a quienes están más cercanos al presidente? La respuesta podría redefinir cómo los tribunales tratan a los asesores informales que ejercen una influencia sustancial sobre decisiones políticas importantes.
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El juez enfrenta una decisión de alto riesgo mientras la Administración Trump protege a Elon Musk del testimonio sobre DOGE
La administración de Trump está desplegando poder ejecutivo para evitar que Elon Musk sea depuesto en una demanda federal que desafía el desmantelamiento de USAID. En un escrito revisado por Cryptopolitan, el Departamento de Justicia solicitó a un juez federal de Maryland que bloquee el testimonio de Musk y de dos exfuncionarios de USAID—Peter Marocco y Jeremy Lewin—quienes son fundamentales en el caso.
El DOJ sostiene que obligar a Musk a someterse a un interrogatorio violaría las protecciones constitucionales otorgadas a los asesores ejecutivos senior y socavaría la autoridad presidencial. Sin embargo, los demandantes—exempleados y contratistas del gobierno—presentan una imagen radicalmente diferente, alegando que Musk ejerció un poder inconstitucional cuando USAID fue efectivamente desmantelado mediante despidos masivos, cancelaciones de subvenciones y colapso institucional.
La Evidencia Contra Musk
El argumento más fuerte en el arsenal de los demandantes proviene de las propias palabras de Musk. En una publicación en redes sociales de febrero, el multimillonario escribió: “Pasamos el fin de semana alimentando a USAID en la trituradora de madera.” El juez determinó que esta declaración era lo suficientemente probatoria para sugerir que Musk no era simplemente un asesor, sino alguien que dirigía activamente decisiones que destruyeron la agencia.
Esta publicación contradice directamente el argumento central del DOJ—que Musk no tenía autoridad formal para tomar decisiones políticas y, por lo tanto, no puede ser considerado responsable de violaciones constitucionales. Según los registros del tribunal, el juez encontró una base suficiente para permitir que el caso continúe, rechazando una moción anterior del DOJ para desestimar toda la demanda en agosto.
La Disputa Sobre el Rol Continúa
Musk renunció a su posición de asesor formal en primavera, aunque sigue siendo sinónimo del Departamento de Eficiencia Gubernamental de Trump (DOGE). La administración ahora argumenta que sus contribuciones se limitaron a asesoramiento informal, no a la ejecución de políticas. Los abogados del DOJ dijeron al juez que depurar a Musk “implicaría necesariamente interferir en las actividades de la Casa Blanca y en los deberes constitucionales del presidente.”
Los demandantes contraatacan que Musk funcionó como un funcionario confirmado por el Senado a pesar de nunca haber recibido la confirmación del Senado—operando efectivamente más allá de su autoridad legal. Argumentan que violó la separación constitucional de poderes al facilitar el cierre de una agencia que el Congreso había establecido.
Un Patrón Más Amplio
La administración de Trump no se detiene con Musk. En un procedimiento separado de mayo, la Corte Suprema de EE. UU. intervino para impedir que Amy Gleason, administradora de DOGE, fuera obligada a testificar. Ese caso trata sobre si DOGE debe cumplir con los requisitos federales de divulgación de registros y aún no tiene resolución.
Qué Sigue para el Juez
La cuestión legal central ahora recae en el juez federal: ¿Son suficientes las declaraciones en redes sociales de Musk, su acceso documentado a la Casa Blanca y su participación públicamente visible para atravesar la protección del privilegio ejecutivo que normalmente protege a quienes están más cercanos al presidente? La respuesta podría redefinir cómo los tribunales tratan a los asesores informales que ejercen una influencia sustancial sobre decisiones políticas importantes.