El Bitcoin ahora se encuentra en una delicada lucha de poder, con presiones macroeconómicas y soportes técnicos en constante enfrentamiento.



Las razones para ser bajista son realmente sólidas. La liquidez en dólares se está reduciendo, la política de altas tasas de interés de la Reserva Federal sigue vigente, los ETF como BlackRock IBIT continúan retirando fondos, y el rendimiento real de los bonos a 10 años está en ascenso. La cuerda regulatoria global se aprieta cada vez más, con la normativa MiCA ya en marcha y la SEC todavía discutiendo la clasificación de los activos criptográficos, todo lo cual frena la motivación de entrada de las instituciones.

Pero desde otra perspectiva, el mercado ya ha pasado por el dolor de las liquidaciones apalancadas. Después del colapso en cascada del mercado de derivados en noviembre, el miedo se ha liberado completamente.

En el aspecto técnico, aparecen algunas señales interesantes. El rango de $85,000 a $86,000 no es casual; los mínimos anteriores y la línea de tendencia a largo plazo convergen allí, formando un soporte de nivel crítico. Este nivel ha sido probado tres veces y aún no ha sido roto, lo que indica que la fuerza de soporte es sólida. Además, el RSI diario muestra una divergencia: el precio alcanza nuevos mínimos mientras el indicador se eleva, lo que suele sugerir que la fuerza bajista se está agotando y que podría estar acumulándose un impulso alcista.

Mirando hacia arriba, la zona de resistencia entre $92,000 y $94,000 requiere un volumen significativo para romper la tendencia bajista desde octubre.

El comportamiento del mercado de fondos también es muy revelador. Aunque las instituciones han sido relativamente cautelosas, no han abandonado completamente. Las mineras, en cambio, están aumentando sus posiciones; en noviembre, el 5% de las nuevas posiciones provienen de ellas, con un coste de minería en torno a $74,600, lo que crea un soporte de coste debajo. Los datos en cadena son aún más claros: los grandes tenedores con entre 100 y 1000 BTC siguen acumulando, mientras que los minoristas están en pánico y vendiendo.

Con base en esto, la estrategia de entrada podría ser así:

Si buscas una inversión más conservadora, entra en el rango de $85,000 a $86,000 en varias fases, sin invertir más del 20% del capital total en cada fase. Si el precio cae por debajo de $82,000, lo mejor es salir, sin apostar a la suerte. Si puedes tolerar la volatilidad, espera una ruptura clara con volumen por encima de $92,000 para comprar más, pero sin exceder el 15% de tu cartera. Los objetivos a corto plazo son entre $98,000 y $100,000, y a medio plazo, la actitud de la Reserva Federal será clave: si realmente se materializa una expectativa de recortes de tasas, un impulso hacia los $110,000 no sería imposible.

Debes tener cuidado si de repente cambian las regulaciones o si la liquidez en dólares se vuelve a reducir aún más; en ese caso, estos soportes podrían fallar. Por eso, la disciplina en los stops debe cumplirse sin excepción.
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