Muchos han pasado por alto la importancia de la reciente subida de tipos del Banco de Japón.

Desde el año pasado hasta principios de 2024, Japón ha realizado tres movimientos: uno en marzo de 2024, otro en julio y todavía no ha detenido en enero de 2025. Puede parecer poca cosa, pero no subestimes la posición de este país en el sistema financiero global.

Durante décadas, Japón ha desempeñado el papel de "proveedor de fondos baratos". La política de tipos cero y tasas negativas ha persistido a largo plazo, convirtiéndolo en un pool de fondos de bajo coste en las finanzas mundiales. Inversores extranjeros y operadores de arbitraje dependen de esta diferencia de tipos para sus operaciones. Ahora, este "Cajero Automático" empieza a retirar dinero, y la reacción en cadena es inevitable.

Solo hay que mirar los datos históricos para entenderlo. Después de las tres primeras subidas de tipos, el rendimiento de Bitcoin fue de -23%, -26% y -31%. Esto no es casualidad: el arbitraje en yenes empieza a revertirse, la preferencia por el riesgo cae rápidamente y la sensibilidad del mercado a las condiciones de liquidez alcanza su máximo.

Pero esta vez, la historia es un poco diferente.

El mercado ya ha descontado la posibilidad de que esta subida de tipos ocurra, y ha asimilado la expectativa en el nivel de negociación. El impacto ya no es un evento de cisne negro, sino un riesgo conocido. Lo que realmente vale la pena observar no es si el banco central seguirá subiendo tipos, sino hasta dónde puede llegar esta tendencia y cuál es el límite de tolerancia de los activos de riesgo globales ante un entorno de contracción.

No hay que ser demasiado pesimista. La subida de tipos en Japón es claramente una señal de endurecimiento, pero aún es difícil decir si podrá replicar la profunda corrección de antes. El mercado ha evolucionado y la lógica de negociación también está cambiando. Es posible que no sea la misma vieja historia.