Bitcoin no ha evolucionado según la trayectoria del oro, lo que plantea una pregunta interesante: ¿por qué el oro en sí mismo no ha mantenido esta correlación? La respuesta es sorprendentemente simple y efectiva. La cuestión es que el oro ha mostrado un fuerte potencial de subida en marcos de tiempo más largos. Cuando observamos patrones históricos, el oro físico y los activos encriptados como BTC tienden a fluctuar de manera independiente a corto plazo, pero los inversores a largo plazo saben que los metales preciosos siguen siendo una reserva de valor confiable. ¿Cuál es la clave? No sobreanalizar la correlación del mercado. Los fundamentos del oro siguen siendo sólidos, sin importar cómo reaccione Bitcoin. Para aquellos que construyen carteras de inversión a largo plazo, el aumento estable en la valoración del oro es evidente: no se trata de perseguir cada fluctuación de precios, sino de entender qué activos pueden mantenerse firmes mientras todo lo demás fluctúa.