Por qué los inversores expertos en Bitcoin están reconsiderando el modelo Stock to Flow en 2024

Probablemente hayas oído el bombo: se supone que la relación stock a flujo de Bitcoin predice enormes subidas de precio antes de cada halving. Las previsiones de PlanB de 55.000 dólares para principios de 2024 y $1 millones para finales de 2025 suenan convincentes. Pero aquí está la verdad incómoda: muchas de estas predicciones simplemente no se han materializado como se esperaba. Entonces, ¿qué está pasando realmente con esta “fórmula mágica” para predecir el precio de Bitcoin?

El concepto de Stock to Flow: por qué importa la escasez (Pero quizás no como piensas)

En su núcleo, el modelo stock a flujo intenta responder a una pregunta engañosamente simple: ¿qué tan escaso es Bitcoin en comparación con la cantidad de Bitcoin nuevo que se crea cada año?

Piénsalo así: el oro es valioso en parte porque es difícil de extraer más. La relación stock a flujo compara el oro total ya extraído (stock) con la producción anual de nuevo oro (flow). Una relación alta significa escasez, lo cual históricamente se correlaciona con valor.

Bitcoin aplica la misma lógica. Con solo 21 millones de monedas limitadas por su protocolo, y eventos de halving que reducen las recompensas de minería a la mitad aproximadamente cada cuatro años, la relación stock a flujo de Bitcoin aumenta con el tiempo. Teóricamente, a medida que la relación crece, los precios deberían seguir.

Esto es elegante en teoría. Es complicado en la práctica.

Cómo los eventos de halving de Bitcoin redefinen la ecuación de la escasez

Aquí es donde el modelo se vuelve interesante—y donde las cosas se complican.

Cada cuatro años aproximadamente, la recompensa por bloque de Bitcoin se reduce a la mitad. Esto reduce directamente el flujo de nuevas monedas que llegan al mercado. En 2024, ocurrió ese halving, reduciendo las recompensas de minería de 6.25 BTC a 3.125 BTC por bloque. Desde una perspectiva puramente de escasez, esto debería apretar la oferta de manera significativa.

Históricamente, el precio de Bitcoin ha subido alrededor de los eventos de halving. El halving de 2012 precedió una tendencia alcista. Lo mismo con 2016. Incluso el halving de 2020 llevó a Bitcoin a superar los 60.000 dólares a finales de 2021.

Pero aquí está el truco: la correlación no es causalidad. Bitcoin también subió a 69.000 dólares en noviembre de 2021 debido a la adopción institucional, señales regulatorias positivas y la euforia general del mercado. ¿Habría predicho el stock a flujo eso sin esos impulsores externos? Poco probable.

Más allá de la escasez: lo que el modelo ignora por completo

El fallo fatal del modelo stock a flujo es su visión limitada. Se obsesiona con la escasez y pasa por alto casi todo lo demás que mueve los precios de Bitcoin.

Los cambios regulatorios pueden aplastar o catalizar la demanda de la noche a la mañana. Que un país prohíba la minería de Bitcoin o que una gran institución abandone el espacio cambia las reglas del juego de formas que las ratios de escasez nunca capturan.

Los ajustes en la dificultad de minería ocurren aproximadamente cada dos semanas, recalibrando qué tan rápido entran en circulación las nuevas monedas. Esto no es un evento de halving único—es un ajuste continuo que el modelo trata como estático.

El sentimiento del mercado es volátil. Bitcoin se desplomó de 69.000 a 16.000 dólares en 2022, no porque la escasez cambiara, sino porque las condiciones macroeconómicas se desplazaron, la inflación se disparó y el apetito por el riesgo desapareció. La escasez no se movió. Los precios sí—de manera dramática.

Los avances tecnológicos también importan. La mejora de la Lightning Network en la escalabilidad de Bitcoin, o innovaciones en la arquitectura de seguridad, podrían ampliar los casos de uso y atraer demanda independientemente de las recompensas de minería. Vitalik Buterin criticó el modelo stock a flujo como “perjudicial”, en parte porque simplifica demasiado cómo se acumula valor en sistemas complejos.

Las criptomonedas competidoras también reconfiguran el panorama. Si Ethereum u otras cadenas de bloques más nuevas ofrecen mejores características o ganan cuota de mercado, la demanda de Bitcoin puede sufrir a pesar de que las métricas de escasez permanezcan iguales.

Escepticismo de expertos: por qué incluso los defensores de Bitcoin tienen dudas

Adam Back, CEO de Blockstream y uno de los primeros contribuyentes a Bitcoin, ve el modelo como una adaptación razonable a la historia. Sin embargo, incluso él reconoce que solo ajusta datos pasados, no predice el futuro con certeza.

Alex Krüger, un respetado economista cripto, es más directo—llama a la metodología del modelo “absurda” para extrapolar precios solo basándose en ratios de flujo.

Cory Klippsten de Swan Bitcoin preocupa que el modelo confunda a los recién llegados y los lleve a hacer apuestas sin información suficiente, mientras Nico Cordeiro de Strix Leviathan cuestiona si la escasez sola impulsa el valor sin tener en cuenta la elasticidad de la demanda y las condiciones macroeconómicas.

Incluso los creyentes a largo plazo en Bitcoin reconocen que el modelo tiene límites. Es una lente, no la verdad absoluta.

Cuándo el stock a flujo realmente funciona (Y cuándo no)

El modelo destaca en una cosa: identificar cuándo Bitcoin está históricamente sobrevendido o sobrecomprado en relación con su escasez. Después del desplome de 2022, Bitcoin se negoció muy por debajo de lo que la relación stock a flujo sugería como “valor justo”. Eso resultó ser una señal de compra razonable en retrospectiva.

Donde falla de forma espectacular: en predecir objetivos de precio específicos o el momento exacto. Las previsiones alcistas del 2023 en su mayoría no se cumplieron. Bitcoin alcanzó los 43.000 dólares cuando algunas predicciones apuntaban a 100.000+. No es un error menor—es una brecha que sacude la confianza.

Para los traders diarios, el modelo stock a flujo es prácticamente inútil. Sus señales llegan demasiado tarde y son demasiado generales para el trading táctico. Para inversores a largo plazo que ignoran el ruido diario, ofrece comodidad psicológica y un marco aproximado para valorar la prima de escasez de Bitcoin.

Cómo usar realmente el stock a flujo en tu estrategia de inversión

Si consideras el modelo como parte de tu caja de herramientas de investigación, aquí tienes un marco realista:

Primero, entiende qué mide. La relación stock a flujo cuantifica la escasez en relación con la producción. No predice caídas, regulaciones duras o eventos de cisne negro. Acepta esa limitación desde el principio.

Segundo, úsalo como una entrada más. Combínalo con análisis técnico, métricas en cadena (como entradas/salidas en exchanges), métricas fundamentales (tasas de adopción de Bitcoin, volumen de transacciones) y análisis de sentimiento. Ningún modelo captura todo.

Tercero, distingue entre horizontes temporales. La relación stock a flujo tiene cierta correlación con las tendencias del ciclo de halving de 4 años. Es inútil para predecir movimientos semanales. Si piensas en años, no en meses, el modelo tiene cierta relevancia.

Cuarto, gestiona el riesgo adecuadamente. Incluso si el stock a flujo indica que Bitcoin “debería” subir, eso no garantiza que lo hará. Pon stops. Ajusta el tamaño de tus posiciones según tu tolerancia al riesgo, no solo por la confianza en el modelo. Reconoce que la correlación pasada con los ciclos de halving no garantiza la futura.

Quinto, mantente atento a las condiciones cambiantes. La estructura del mercado de Bitcoin evoluciona. Los ETFs spot, la participación institucional y la claridad regulatoria están reconfigurando el juego de formas que el modelo original no anticipó. Los modelos necesitan actualizarse a medida que los mercados maduran.

Las verdaderas limitaciones que debes conocer

El modelo stock a flujo asume que la escasez es el principal impulsor del valor. Pero, ¿y si no lo es? ¿Y si el valor de Bitcoin está cada vez más determinado por efectos de red, adopción y utilidad? El modelo no tiene mecanismo para captar esos cambios.

También simplifica demasiado la dinámica de oferta. La dificultad de minería cambia constantemente. Los incentivos económicos importan—si Bitcoin cae demasiado, los mineros menos eficientes se apagan, potencialmente limitando la oferta de formas que el modelo no contempla.

Su mayor problema a corto plazo es su inexactitud. La diferencia entre el precio predicho y el real en cualquier año puede ser enorme. Los inversores que usan este modelo para decisiones tácticas se ven sacudidos.

Por último, ignora que Bitcoin opera en un contexto macroeconómico más amplio. Durante periodos inflacionarios o crisis financieras, la demanda de Bitcoin como cobertura puede dispararse independientemente de las métricas de escasez. En entornos de aversión al riesgo, puede desplomarse sin importar cuán escasas sean las monedas nuevas.

Qué impulsa realmente los precios de Bitcoin (Más allá del stock a flujo)

Los movimientos reales de Bitcoin resultan de una interacción compleja: noticias regulatorias, condiciones macro, avances tecnológicos, flujos de capital institucional, activos competidores y, sí, a veces, señales de escasez.

El modelo stock a flujo captura una variable en una ecuación multivariada. Tratarlo como único predictor es como predecir precios de acciones solo por las ganancias por acción, ignorando tasas de interés, competencia y disrupción en la industria.

Dicho esto, la escasez no es irrelevante. En marcos temporales muy largos—ciclos plurianuales—la oferta limitada de Bitcoin en relación con la adopción creciente sí parece importar. Solo que el modelo no es lo suficientemente granular para predecir qué pasa trimestre a trimestre.

La conclusión: el stock a flujo como una herramienta, no como la verdad absoluta

El modelo stock a flujo sigue siendo útil para inversores a largo plazo que ven Bitcoin como una reserva de valor donde la escasez es la tesis fundamental. Ofrece un marco para pensar en la propuesta de valor de Bitcoin de una forma que resuena con el análisis histórico de metales preciosos.

Pero presentarlo como un oráculo de predicción de precios? Ahí es donde el modelo se descompone. Demasiadas variables, demasiada incertidumbre, demasiado espacio para sorpresas.

Usa el stock a flujo como parte de un conjunto diversificado de herramientas analíticas. Combínalo con indicadores técnicos, métricas fundamentales y sentimiento del mercado. Reconoce sus fortalezas—identificar valoraciones extremas en ciclos plurianuales—y respeta sus debilidades—su ceguera total a catalizadores externos.

El futuro de Bitcoin será moldeado por la escasez, sí, pero también por las curvas de adopción, la evolución regulatoria, la innovación tecnológica y las condiciones macroeconómicas que ningún modelo único puede predecir completamente. Los inversores que prosperan a largo plazo son aquellos que entienden esta complejidad en lugar de apostar todo a una fórmula.

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