Actualmente, Europa está dando pasos oficiales hacia el mercado de stablecoins. Liderado por BNP Paribas, un consorcio de 10 instituciones financieras de primer nivel ha formado una nueva alianza con el plan de lanzar en la segunda mitad de 2026 la primera stablecoin europea completamente regulada. El Banco Central de los Países Bajos está en proceso de aprobación, y este movimiento marca el reconocimiento oficial de las finanzas tradicionales hacia los activos criptográficos.

El contexto es claro: las stablecoins de EE. UU. dominan abrumadoramente el mercado global de criptomonedas, y Europa siente la amenaza. Si se deja de lado, la influencia de Europa en la era digital se verá gradualmente erosionada. Por eso, las 10 principales instituciones financieras decidieron unirse para formar la llamada "Alianza Financiera Europea" y actuar en conjunto.

La estructura de gestión de esta nueva alianza también es interesante. El CEO es un ex responsable de operaciones en Alemania de una plataforma principal, y el presidente es el reconocido financiero británico Howard Davies, quien ha dirigido la Autoridad de Servicios Financieros de Londres y el sistema del Banco de Inglaterra. Los bancos participantes provienen de 6 países, con un patrimonio conjunto que alcanza decenas de billones de euros. No es una iniciativa menor.

¿Y en el aspecto técnico? Aunque el objetivo es lanzar en la segunda mitad de 2026, hay muchas condiciones previas. La aprobación regulatoria requiere de 6 a 9 meses, y debe cumplir completamente con las regulaciones MiCA de la UE — este marco impone requisitos estrictos a los emisores. Las instituciones emisoras deben mantener un 60% de reservas en bancos de la UE, realizar divulgaciones detalladas periódicas y obtener una licencia de institución de dinero electrónico. La regulación se impone a sí misma con restricciones estrictas, pero esto también refleja la determinación de Europa por lograr autonomía financiera.

El resultado final será que: los ciudadanos europeos podrán usar una moneda digital verdaderamente reconocida oficialmente, regulada directamente por los bancos centrales y las autoridades regulatorias nacionales. Esto no solo es innovación tecnológica, sino también una redefinición del poder financiero.