Con una probabilidad cada vez mayor de un recorte de tasas en septiembre (los datos de FedWatch muestran un 83,6% de probabilidad de un recorte de 25 puntos básicos), el mercado de criptomonedas ha vuelto a reaccionar al suponer que tasas más bajas equivalen a precios de activos en alza. Pero, ¿realmente la historia respalda esto? La respuesta es más matizada de lo que la mayoría de los traders creen.
Por qué los recortes de tasas no son una solución mágica
Al revisar más de tres décadas de política de la Reserva Federal, surge un patrón claro: los recortes de tasas vienen en dos sabores, y producen resultados radicalmente diferentes en el mercado.
Recortes preventivos—como los de 1990, 1995 y 2019—ocurren antes de que la economía entre en recesión total. Tienden a inyectar impulso de crecimiento y a menudo coinciden con rallies en los activos. La Fed recortó tasas para cubrir riesgos y estabilizar expectativas.
Recortes de emergencia—provocados por crisis reales en 2001 y 2008—cuentan una historia diferente. A pesar de que la Fed recortó agresivamente (500 puntos básicos en 2001-2003, y 450 puntos básicos en 2007-2009), las acciones cayeron. El S&P 500 cayó un 13,4% durante el colapso posterior a la burbuja de 2001-2003, y se desplomó un 56,8% durante la crisis financiera de 2008. Los recortes estabilizaron la economía eventualmente, pero no pudieron evitar el dolor inmediato en el mercado.
El referente del mercado bursátil de 2017: una lección para las criptos
Aquí es donde se vuelve interesante para los inversores en cripto. En 2017—un año en el que el rendimiento del mercado bursátil tradicional fue sólido pero poco destacado—el mercado de criptomonedas experimentó algo completamente diferente. Bitcoin explotó de menos de $1,000 a casi $20,000, impulsado no por recortes de tasas (el Fed en realidad estaba apretando) sino por pura especulación y una narrativa novedosa: las ICOs.
El auge de las altcoins en 2017 fue alimentado por liquidez y una nueva historia, no por política monetaria. Ethereum subió de unos pocos dólares a $1,400 a medida que proliferaban los tokens ICO. Esto no fue un mercado alcista impulsado por la Fed; fue una vorágine especulativa centrada en un mecanismo único—las ofertas iniciales de monedas. Cuando la burbuja estalló a principios de 2018, las altcoins corrigieron entre un 80-90%, borrando innumerables proyectos sin fundamentos reales.
La lección: Las criptomonedas pueden subir independientemente de los recortes de tasas, pero esas subidas también pueden colapsar de forma espectacular cuando la narrativa se rompe.
La avalancha de liquidez de la pandemia: una bestia diferente
La temporada de altcoins de 2021 cuenta una historia contraria. Esta vez, los recortes de tasas sí coincidieron con un crecimiento explosivo en cripto—pero no por las razones que la mayoría piensa.
Tras que la Fed recortó tasas a casi cero en marzo de 2020 y lanzó una expansión cuantitativa ilimitada, el gobierno de EE. UU. siguió con cheques de estímulo fiscal masivos. La combinación inundó el mercado con liquidez. Esa reserva de efectivo—no el recorte de tasas en sí—potenció el rally.
En 2021, las altcoins no solo replicaron la fiebre ICO de 2017. En cambio, diversificaron: protocolos DeFi como Uniswap y Aave atrajeron capital serio, los NFTs emergieron como un fenómeno cultural, y nuevas cadenas de bloques Layer-1 como Solana (SOL) y Polygon compitieron con Ethereum. Solana, por ejemplo, se disparó desde menos de $2 hasta $250 en un solo año, mientras que Ethereum alcanzó los $4,800.
Todo el mercado de criptomonedas superó los $3 billones en capitalización en noviembre de 2021. Pero, de nuevo, cuando la Fed ajustó en 2022 y la liquidez se secó, las altcoins corrigieron entre un 70-90%.
El mercado actual: un mercado alcista estructural, no una bonanza especulativa
La configuración actual se asemeja a los escenarios preventivos de recortes de tasas del pasado—mercado laboral débil, inflación en descenso, incertidumbre geopolítica—más que a un respaldo en una crisis. Bitcoin cotiza actualmente en $87,58K con un dominio de mercado del 54,97%, mientras que Ethereum está en $2,93K. Esta cercanía a la adopción institucional (los ETF de ETH han superado $22 mil millones en activos) sugiere una dinámica diferente a la de 2017, basada en pura especulación minorista.
Varios factores estructurales distinguen el entorno actual:
Vientos regulatorios: Las stablecoins están entrando en marcos de cumplimiento. Los activos tokenizados del mundo real (RWA) están ganando tracción. Las estrategias de tesorería corporativa con cripto se están volviendo legítimas (El modelo de MicroStrategy ahora es una plantilla).
Acceso institucional: Los ETF de Bitcoin y Ethereum en modo spot han abierto la puerta a las finanzas tradicionales.
Rotación de capital: La dominancia de Bitcoin en realidad ha disminuido del 65% en mayo al 54,97% actual, mientras que las altcoins han subido más del 50% desde principios de julio, alcanzando un valor total de mercado de $1,4 billones. El dinero fluye selectivamente hacia narrativas específicas—Ethereum, plataformas DeFi y tokens RWA—no en toda la línea.
El factor reserva de efectivo: Los fondos del mercado monetario mantienen un récord de $7,2 billones. Históricamente, cuando estos fondos rinden menos (como sucederá tras los recortes de tasas), el capital fluye hacia activos de mayor riesgo como las criptomonedas. Esta es la verdadera mecha.
Qué significa esto para tu cartera
A diferencia del entorno de 2017 de “todo en altcoins” o incluso del carnaval de DeFi y NFTs de 2021, este ciclo se perfila como un mercado alcista selectivo. Los fondos discriminan cada vez más entre proyectos con utilidad real, perspectivas de cumplimiento y ventajas narrativas frente a activos de largo plazo sin fundamentos.
La vieja dinámica de “cientos de monedas volando juntas” está muerta. Los inversores se están inclinando hacia Bitcoin como oro digital, Ethereum como columna vertebral de RWA y stablecoins, Solana como competencia Layer-1, y protocolos DeFi con métricas de adopción genuinas.
Dicho esto, las valoraciones elevadas y las participaciones institucionales concentradas significan que los riesgos de volatilidad siguen siendo reales. Una liquidación grande o el colapso de un proyecto puede desencadenar shocks en todo el mercado. Considera la incertidumbre arancelaria y las tensiones geopolíticas, y la complacencia se vuelve peligrosa.
En resumen: Los recortes de tasas ofrecen viento de cola, no garantía. Las patas de este mercado alcista son estructurales—regulación, adopción institucional, nuevos casos de uso—no solo expansión monetaria. Los ganadores serán proyectos con valor real; los perdedores, todo lo que dependa solo del hype.
El contexto del rendimiento del mercado bursátil de 2017 nos recuerda que las criptomonedas se mueven a su propio ritmo, independientemente de los mercados tradicionales. Planifica en consecuencia.
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Las recortes de tasas no siempre significan mercados alcistas—Lo que la historia realmente dice a los inversores en criptomonedas
Con una probabilidad cada vez mayor de un recorte de tasas en septiembre (los datos de FedWatch muestran un 83,6% de probabilidad de un recorte de 25 puntos básicos), el mercado de criptomonedas ha vuelto a reaccionar al suponer que tasas más bajas equivalen a precios de activos en alza. Pero, ¿realmente la historia respalda esto? La respuesta es más matizada de lo que la mayoría de los traders creen.
Por qué los recortes de tasas no son una solución mágica
Al revisar más de tres décadas de política de la Reserva Federal, surge un patrón claro: los recortes de tasas vienen en dos sabores, y producen resultados radicalmente diferentes en el mercado.
Recortes preventivos—como los de 1990, 1995 y 2019—ocurren antes de que la economía entre en recesión total. Tienden a inyectar impulso de crecimiento y a menudo coinciden con rallies en los activos. La Fed recortó tasas para cubrir riesgos y estabilizar expectativas.
Recortes de emergencia—provocados por crisis reales en 2001 y 2008—cuentan una historia diferente. A pesar de que la Fed recortó agresivamente (500 puntos básicos en 2001-2003, y 450 puntos básicos en 2007-2009), las acciones cayeron. El S&P 500 cayó un 13,4% durante el colapso posterior a la burbuja de 2001-2003, y se desplomó un 56,8% durante la crisis financiera de 2008. Los recortes estabilizaron la economía eventualmente, pero no pudieron evitar el dolor inmediato en el mercado.
El referente del mercado bursátil de 2017: una lección para las criptos
Aquí es donde se vuelve interesante para los inversores en cripto. En 2017—un año en el que el rendimiento del mercado bursátil tradicional fue sólido pero poco destacado—el mercado de criptomonedas experimentó algo completamente diferente. Bitcoin explotó de menos de $1,000 a casi $20,000, impulsado no por recortes de tasas (el Fed en realidad estaba apretando) sino por pura especulación y una narrativa novedosa: las ICOs.
El auge de las altcoins en 2017 fue alimentado por liquidez y una nueva historia, no por política monetaria. Ethereum subió de unos pocos dólares a $1,400 a medida que proliferaban los tokens ICO. Esto no fue un mercado alcista impulsado por la Fed; fue una vorágine especulativa centrada en un mecanismo único—las ofertas iniciales de monedas. Cuando la burbuja estalló a principios de 2018, las altcoins corrigieron entre un 80-90%, borrando innumerables proyectos sin fundamentos reales.
La lección: Las criptomonedas pueden subir independientemente de los recortes de tasas, pero esas subidas también pueden colapsar de forma espectacular cuando la narrativa se rompe.
La avalancha de liquidez de la pandemia: una bestia diferente
La temporada de altcoins de 2021 cuenta una historia contraria. Esta vez, los recortes de tasas sí coincidieron con un crecimiento explosivo en cripto—pero no por las razones que la mayoría piensa.
Tras que la Fed recortó tasas a casi cero en marzo de 2020 y lanzó una expansión cuantitativa ilimitada, el gobierno de EE. UU. siguió con cheques de estímulo fiscal masivos. La combinación inundó el mercado con liquidez. Esa reserva de efectivo—no el recorte de tasas en sí—potenció el rally.
En 2021, las altcoins no solo replicaron la fiebre ICO de 2017. En cambio, diversificaron: protocolos DeFi como Uniswap y Aave atrajeron capital serio, los NFTs emergieron como un fenómeno cultural, y nuevas cadenas de bloques Layer-1 como Solana (SOL) y Polygon compitieron con Ethereum. Solana, por ejemplo, se disparó desde menos de $2 hasta $250 en un solo año, mientras que Ethereum alcanzó los $4,800.
Todo el mercado de criptomonedas superó los $3 billones en capitalización en noviembre de 2021. Pero, de nuevo, cuando la Fed ajustó en 2022 y la liquidez se secó, las altcoins corrigieron entre un 70-90%.
El mercado actual: un mercado alcista estructural, no una bonanza especulativa
La configuración actual se asemeja a los escenarios preventivos de recortes de tasas del pasado—mercado laboral débil, inflación en descenso, incertidumbre geopolítica—más que a un respaldo en una crisis. Bitcoin cotiza actualmente en $87,58K con un dominio de mercado del 54,97%, mientras que Ethereum está en $2,93K. Esta cercanía a la adopción institucional (los ETF de ETH han superado $22 mil millones en activos) sugiere una dinámica diferente a la de 2017, basada en pura especulación minorista.
Varios factores estructurales distinguen el entorno actual:
Vientos regulatorios: Las stablecoins están entrando en marcos de cumplimiento. Los activos tokenizados del mundo real (RWA) están ganando tracción. Las estrategias de tesorería corporativa con cripto se están volviendo legítimas (El modelo de MicroStrategy ahora es una plantilla).
Acceso institucional: Los ETF de Bitcoin y Ethereum en modo spot han abierto la puerta a las finanzas tradicionales.
Rotación de capital: La dominancia de Bitcoin en realidad ha disminuido del 65% en mayo al 54,97% actual, mientras que las altcoins han subido más del 50% desde principios de julio, alcanzando un valor total de mercado de $1,4 billones. El dinero fluye selectivamente hacia narrativas específicas—Ethereum, plataformas DeFi y tokens RWA—no en toda la línea.
El factor reserva de efectivo: Los fondos del mercado monetario mantienen un récord de $7,2 billones. Históricamente, cuando estos fondos rinden menos (como sucederá tras los recortes de tasas), el capital fluye hacia activos de mayor riesgo como las criptomonedas. Esta es la verdadera mecha.
Qué significa esto para tu cartera
A diferencia del entorno de 2017 de “todo en altcoins” o incluso del carnaval de DeFi y NFTs de 2021, este ciclo se perfila como un mercado alcista selectivo. Los fondos discriminan cada vez más entre proyectos con utilidad real, perspectivas de cumplimiento y ventajas narrativas frente a activos de largo plazo sin fundamentos.
La vieja dinámica de “cientos de monedas volando juntas” está muerta. Los inversores se están inclinando hacia Bitcoin como oro digital, Ethereum como columna vertebral de RWA y stablecoins, Solana como competencia Layer-1, y protocolos DeFi con métricas de adopción genuinas.
Dicho esto, las valoraciones elevadas y las participaciones institucionales concentradas significan que los riesgos de volatilidad siguen siendo reales. Una liquidación grande o el colapso de un proyecto puede desencadenar shocks en todo el mercado. Considera la incertidumbre arancelaria y las tensiones geopolíticas, y la complacencia se vuelve peligrosa.
En resumen: Los recortes de tasas ofrecen viento de cola, no garantía. Las patas de este mercado alcista son estructurales—regulación, adopción institucional, nuevos casos de uso—no solo expansión monetaria. Los ganadores serán proyectos con valor real; los perdedores, todo lo que dependa solo del hype.
El contexto del rendimiento del mercado bursátil de 2017 nos recuerda que las criptomonedas se mueven a su propio ritmo, independientemente de los mercados tradicionales. Planifica en consecuencia.