El presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha comunicado en privado con allegados cercanos para dejar claro que no cederá a las crecientes demandas de Trump para su destitución, prometiendo soportar la campaña de presión creciente por su resistencia a reducir las tasas de interés. Según fuentes citadas por BlockBeats el 25 de julio, Powell dejó en claro en privado que su mandato va más allá de una convicción personal—su papel como presidente de la Reserva Federal simboliza la independencia institucional de la institución frente a la interferencia política. Dimitir durante esta presión comprometería fundamentalmente la autonomía de la Reserva Federal, establecida desde hace mucho tiempo frente a la manipulación ejecutiva, un principio que Powell considera su deber primordial defender.
Historial de Powell y el cambio en la percepción
La designación de Powell por parte de Trump en 2017 se basó en su reputación como un operador principista, directo y con credibilidad bipartidista. Su mandato en la Reserva Federal, que abarca más de una década, lo consolidó como una voz rigurosa y apolítica. Durante la primera administración de Trump, este enfoque inflexible fue valorado. Sin embargo, esa misma cualidad—su negativa a ceder en decisiones de política—ahora se ha convertido en una responsabilidad política. Trump se ha frustrado cada vez más con la negativa de Powell a acomodar las demandas de reducción de tasas, expresando su exasperación diciendo: “Es como hablar con una silla, no hay respuesta.”
La escalada: de la supervisión presupuestaria a la presión directa
La estrategia de la Casa Blanca ha evolucionado hacia lo que los críticos describen como una campaña de “rana hirviendo”. Las últimas semanas han visto un enfoque intensificado en el proyecto de renovación de 2.500 millones de dólares de la Reserva Federal, con funcionarios investigando supuestos sobrecostes y señalando esto como posibles motivos para la destitución de Powell. Las tácticas de presión se intensificaron el jueves cuando Trump recorrió personalmente el sitio de construcción de la Reserva Federal junto a Powell. Durante la visita, Trump dejó clara su posición, diciendo directamente a Powell: “Solo quiero que pase una cosa, las tasas de interés deben bajar.” Un asesor senior de Trump caracterizó la estrategia de presión general de manera contundente: “O Powell salta, o lo cocinan.”
La importancia de la independencia de la Reserva Federal
En el centro de esta confrontación se encuentra una cuestión fundamental sobre la independencia institucional. La resolución privada de Powell de mantener su puesto refleja su convicción de que la separación de la Reserva Federal de la presión política es esencial para una política monetaria sólida. Cualquier capitulación—ya sea mediante renuncia o concesiones en política—establecería un precedente que amenazaría la capacidad de la Fed para actuar en el interés económico a largo plazo del país, en lugar de en cálculos políticos a corto plazo.
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Posición privada de Powell: El presidente de la Reserva Federal resiste la campaña de presión creciente de Trump por recortes de tasas
El presidente de la Fed, Jerome Powell, se ha comunicado en privado con allegados cercanos para dejar claro que no cederá a las crecientes demandas de Trump para su destitución, prometiendo soportar la campaña de presión creciente por su resistencia a reducir las tasas de interés. Según fuentes citadas por BlockBeats el 25 de julio, Powell dejó en claro en privado que su mandato va más allá de una convicción personal—su papel como presidente de la Reserva Federal simboliza la independencia institucional de la institución frente a la interferencia política. Dimitir durante esta presión comprometería fundamentalmente la autonomía de la Reserva Federal, establecida desde hace mucho tiempo frente a la manipulación ejecutiva, un principio que Powell considera su deber primordial defender.
Historial de Powell y el cambio en la percepción
La designación de Powell por parte de Trump en 2017 se basó en su reputación como un operador principista, directo y con credibilidad bipartidista. Su mandato en la Reserva Federal, que abarca más de una década, lo consolidó como una voz rigurosa y apolítica. Durante la primera administración de Trump, este enfoque inflexible fue valorado. Sin embargo, esa misma cualidad—su negativa a ceder en decisiones de política—ahora se ha convertido en una responsabilidad política. Trump se ha frustrado cada vez más con la negativa de Powell a acomodar las demandas de reducción de tasas, expresando su exasperación diciendo: “Es como hablar con una silla, no hay respuesta.”
La escalada: de la supervisión presupuestaria a la presión directa
La estrategia de la Casa Blanca ha evolucionado hacia lo que los críticos describen como una campaña de “rana hirviendo”. Las últimas semanas han visto un enfoque intensificado en el proyecto de renovación de 2.500 millones de dólares de la Reserva Federal, con funcionarios investigando supuestos sobrecostes y señalando esto como posibles motivos para la destitución de Powell. Las tácticas de presión se intensificaron el jueves cuando Trump recorrió personalmente el sitio de construcción de la Reserva Federal junto a Powell. Durante la visita, Trump dejó clara su posición, diciendo directamente a Powell: “Solo quiero que pase una cosa, las tasas de interés deben bajar.” Un asesor senior de Trump caracterizó la estrategia de presión general de manera contundente: “O Powell salta, o lo cocinan.”
La importancia de la independencia de la Reserva Federal
En el centro de esta confrontación se encuentra una cuestión fundamental sobre la independencia institucional. La resolución privada de Powell de mantener su puesto refleja su convicción de que la separación de la Reserva Federal de la presión política es esencial para una política monetaria sólida. Cualquier capitulación—ya sea mediante renuncia o concesiones en política—establecería un precedente que amenazaría la capacidad de la Fed para actuar en el interés económico a largo plazo del país, en lugar de en cálculos políticos a corto plazo.