El siglo XXI prometió ser la era de la biología, sin embargo, el ecosistema de investigación tradicional sigue atrapado en mecanismos obsoletos. Las universidades dominan los derechos de publicación, los editores se llevan todas las ganancias mientras los revisores académicos trabajan gratis, y el camino desde el descubrimiento en laboratorio hasta la aplicación en el mercado se extiende a lo largo de décadas y con miles de millones en financiamiento. Mientras tanto, blockchain entra en escena con una propuesta radical: ¿y si la investigación científica pudiera ser descentralizada, transparente y alineada con incentivos?
La convergencia de tres fronteras: IA, Blockchain y Ciencias de la Vida
La historia de la biología moderna se lee como una reacción en cadena. En 1943, la conferencia de Schrödinger en Dublín sobre la naturaleza atómica de la vida inspiró a un joven Watson, quien más tarde desbloquearía la estructura de doble hélice del ADN. Setenta años después, en 2016, DeepMind lanzó AlphaFold para resolver la predicción de estructuras de proteínas—un problema que había desconcertado a los investigadores durante 50 años. Para 2020, AlphaFold2 ya había predicho estructuras para 200 millones de proteínas en todas las especies conocidas.
Este avance computacional coincidió con una creciente frustración en el ecosistema cripto. Fundadores que construían infraestructura blockchain comenzaron a preguntarse: ¿y si aplicáramos protocolos descentralizados para acelerar los avances científicos en lugar de solo transacciones financieras? En 2020, un destacado emprendedor en blockchain lanzó ResearchHub, con la intención de desmontar las tres montañas de la academia tradicional: monopolios universitarios en la acreditación, control de los editores y burocracia en las solicitudes de subvenciones.
El momento fue crucial. Mientras AlphaFold democratizaba los conocimientos sobre proteínas, las plataformas de criptomonedas ofrecían lo que la ciencia necesitaba desesperadamente: mecanismos de financiamiento transparentes, incentivos basados en tokens y coordinación global. Esta intersección se conoció como DeSci (Ciencia Descentralizada), tratando la financiación y el descubrimiento de investigación como un proceso transparente, comunitario y en lugar de una jerarquía institucional opaca.
Edición genética: de podar árboles a reescribir la vida
La mecánica de la biotecnología moderna parece casi poética. En 2012, el descubrimiento de CRISPR-Cas9 otorgó a la humanidad unas tijeras moleculares—una forma de cortar secuencias de ADN con precisión e insertar nueva información genética. Es funcionalmente similar a injertar en huertos: identificar las ramas, hacer cortes precisos y dejar que los mecanismos naturales de reparación del organismo completen la curación.
La terapia génica pasó de la teoría a la realidad aplicada. Las demostraciones de clonación mostraron que la mecánica celular podía ser reverse-engineered. Cada salto planteaba una pregunta provocadora: si los humanos pueden editar genes en especies de plantas y animales, ¿qué pasa con la edición del genoma humano?
En 2018, la respuesta llegó de manera controvertida cuando un investigador editó los genes de embriones humanos, provocando una condena ética global y planteando la cuestión: ¿dónde termina la modificación y qué significa ser humano?
Estos avances—los descubrimientos con CRISPR, el plegamiento de proteínas con IA y la aceleración en biotecnología—convergen en una sola aspiración: longevidad. Si las variantes genéticas controlan la esperanza de vida, ¿podríamos identificarlas y modificarlas? ¿Podría la humanidad acceder finalmente a lo que filósofos y alquimistas buscaron durante milenios: la extensión de la conciencia misma?
Proyectos DeSci: Apostando a los mercados de inmortalidad
La convergencia atrajo a fundadores poco comunes. Para 2023, varios pioneros en blockchain se alejaron de las criptomonedas puras hacia la biotecnología. Lanzaron Bio Protocol—no como una meme coin, sino como un intento serio de tokenizar la investigación sobre longevidad. Para 2024, el proyecto había llamado la atención en conferencias de DeSci Day, donde figuras prominentes tanto del cripto como de las ciencias de la vida comenzaron a colaborar abiertamente.
La mecánica imita los lanzamientos cripto estándar: gobernanza descentralizada mediante tokens, financiamiento comunitario para iniciativas de investigación y seguimiento transparente de hitos. Bio Protocol lanzó múltiples sub-DAOs que abordan preguntas específicas sobre longevidad—desde marcadores genómicos hasta optimización metabólica.
Resumen de rendimiento de Bio Protocol (BIO):
Precio actual: $0.05 por token
Cambio en 24h: +6.79%
Volumen de comercio en 24h: $2.51M
Capitalización de mercado en circulación: $88.16M
Oferta en circulación: 1.9B tokens
En agosto de 2025, Bio Protocol lanzó una actualización V2 que introdujo puntos BioXP, un nuevo mecanismo de lanzamiento y la integración con agentes autónomos de IA (construidos en ElizaOS) para acelerar los flujos de trabajo de investigación. La respuesta inicial fue dramática—más de 100 millones de BIO en stake en 7 días, aunque surgieron dudas sobre la precisión de los datos respecto al momento de las transacciones.
La brecha entre promesas y avances
Sin embargo, el entusiasmo oculta un problema estructural. Los costos tradicionales de I+D farmacéutico superan los $1 mil millones por medicamento y abarcan de 10 a 15 años. Los mercados secundarios de tokens en cripto, en contraste, operan en escalas de minutos. Los primeros proyectos DeSci enfrentaron críticas inmediatas: entregar resultados o el mercado castigará a los poseedores de tokens.
Esta tensión impulsó la innovación. La ola de agentes de IA ofreció una solución—sistemas autónomos que podrían acelerar el diseño de investigaciones, el análisis de literatura y la generación de hipótesis. ResearchHub recibió $2 millones en financiamiento adicional en febrero de 2025 específicamente para integrar agentes de IA en los procesos de revisión por pares. Para mediados de 2025, las plataformas DeSci estaban pilotando activamente flujos de trabajo de investigación impulsados por agentes.
El progreso de Bio Protocol, sin embargo, sigue siendo más lento que esfuerzos similares en AI4Sci. La base de datos de proteínas de código abierto de AlphaFold ya abarca 200 millones de estructuras. Bio Protocol continúa buscando acceso a datos históricos de investigación farmacéutica—idealmente de organismos reguladores o empresas farmacéuticas establecidas—para acelerar su propia velocidad de investigación.
La estrategia más reciente del proyecto pivotea hacia el arbitraje regulatorio: Bio Protocol V2 planea patrocinar múltiples lanzamientos de medicamentos en jurisdicciones con protocolos de experimentación humana más relajados. Este enfoque podría comprimir teóricamente los tradicionales 15 años en solo unos pocos, aunque plantea obvias cuestiones éticas sobre los límites de la ética en la investigación.
¿Qué pasa cuando la molécula de Dios se convierte en molécula de mercado?
La tensión central en DeSci sigue sin resolverse: ¿Puede la integridad científica sobrevivir a la tokenización? ¿Pueden las comunidades de investigación financiadas por mercados especulativos mantener el rigor?
La respuesta puede estar en la bifurcación. AlphaFold tuvo éxito porque DeepMind priorizó la calidad de los datos y la ciencia abierta sobre la economía de tokens. Bio Protocol tendrá éxito si también enfatiza los resultados de investigación sobre la apreciación del precio del token. El rediseño reciente de la economía en V2—que enfatiza el patrocinio continuo de proyectos en lugar de la extracción rápida de tokens—indica que el liderazgo del proyecto reconoce esta distinción.
¿Qué impulsa esta evolución? En parte, la llegada de fundadores como los de ResearchHub y Bio Protocol, que hicieron fortunas en infraestructura cripto pero descubrieron un propósito más profundo en acelerar el conocimiento humano. La molécula de Dios no es la longevidad en sí misma—es la estructura organizativa que permite a la humanidad perseguir colectivamente la longevidad sin barreras institucionales artificiales.
La frontera incierta
A medida que los experimentos de DeSci se desarrollan, la humanidad se acerca a decisiones que trascienden los mercados. Los avances en edición genética, la aceleración de la investigación mediante IA y la coordinación científica abierta convergen en una sola pregunta: ¿Cuál debería ser la trayectoria biológica de la humanidad?
El pasado ofrece dos precedentes contrastantes. Watson descifró el ADN y compartió el descubrimiento libremente, acelerando la biología por décadas. He Jiankui intentó editar genes sin consenso y fracturó la ética global de la investigación.
Si DeSci se convierte en el nuevo Watson o en el nuevo He Jiankui dependerá enteramente de si los incentivos basados en blockchain se alinean con la integridad científica o simplemente amplifican la extracción financiera. Las piezas tecnológicas—CRISPR, AlphaFold, agentes autónomos, financiamiento tokenizado—ya están ensambladas.
Lo único que queda por ver es si las usaremos sabiamente.
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De los misterios cuánticos a la revolución biotecnológica: cómo DeSci está transformando el descubrimiento científico
El siglo XXI prometió ser la era de la biología, sin embargo, el ecosistema de investigación tradicional sigue atrapado en mecanismos obsoletos. Las universidades dominan los derechos de publicación, los editores se llevan todas las ganancias mientras los revisores académicos trabajan gratis, y el camino desde el descubrimiento en laboratorio hasta la aplicación en el mercado se extiende a lo largo de décadas y con miles de millones en financiamiento. Mientras tanto, blockchain entra en escena con una propuesta radical: ¿y si la investigación científica pudiera ser descentralizada, transparente y alineada con incentivos?
La convergencia de tres fronteras: IA, Blockchain y Ciencias de la Vida
La historia de la biología moderna se lee como una reacción en cadena. En 1943, la conferencia de Schrödinger en Dublín sobre la naturaleza atómica de la vida inspiró a un joven Watson, quien más tarde desbloquearía la estructura de doble hélice del ADN. Setenta años después, en 2016, DeepMind lanzó AlphaFold para resolver la predicción de estructuras de proteínas—un problema que había desconcertado a los investigadores durante 50 años. Para 2020, AlphaFold2 ya había predicho estructuras para 200 millones de proteínas en todas las especies conocidas.
Este avance computacional coincidió con una creciente frustración en el ecosistema cripto. Fundadores que construían infraestructura blockchain comenzaron a preguntarse: ¿y si aplicáramos protocolos descentralizados para acelerar los avances científicos en lugar de solo transacciones financieras? En 2020, un destacado emprendedor en blockchain lanzó ResearchHub, con la intención de desmontar las tres montañas de la academia tradicional: monopolios universitarios en la acreditación, control de los editores y burocracia en las solicitudes de subvenciones.
El momento fue crucial. Mientras AlphaFold democratizaba los conocimientos sobre proteínas, las plataformas de criptomonedas ofrecían lo que la ciencia necesitaba desesperadamente: mecanismos de financiamiento transparentes, incentivos basados en tokens y coordinación global. Esta intersección se conoció como DeSci (Ciencia Descentralizada), tratando la financiación y el descubrimiento de investigación como un proceso transparente, comunitario y en lugar de una jerarquía institucional opaca.
Edición genética: de podar árboles a reescribir la vida
La mecánica de la biotecnología moderna parece casi poética. En 2012, el descubrimiento de CRISPR-Cas9 otorgó a la humanidad unas tijeras moleculares—una forma de cortar secuencias de ADN con precisión e insertar nueva información genética. Es funcionalmente similar a injertar en huertos: identificar las ramas, hacer cortes precisos y dejar que los mecanismos naturales de reparación del organismo completen la curación.
La terapia génica pasó de la teoría a la realidad aplicada. Las demostraciones de clonación mostraron que la mecánica celular podía ser reverse-engineered. Cada salto planteaba una pregunta provocadora: si los humanos pueden editar genes en especies de plantas y animales, ¿qué pasa con la edición del genoma humano?
En 2018, la respuesta llegó de manera controvertida cuando un investigador editó los genes de embriones humanos, provocando una condena ética global y planteando la cuestión: ¿dónde termina la modificación y qué significa ser humano?
Estos avances—los descubrimientos con CRISPR, el plegamiento de proteínas con IA y la aceleración en biotecnología—convergen en una sola aspiración: longevidad. Si las variantes genéticas controlan la esperanza de vida, ¿podríamos identificarlas y modificarlas? ¿Podría la humanidad acceder finalmente a lo que filósofos y alquimistas buscaron durante milenios: la extensión de la conciencia misma?
Proyectos DeSci: Apostando a los mercados de inmortalidad
La convergencia atrajo a fundadores poco comunes. Para 2023, varios pioneros en blockchain se alejaron de las criptomonedas puras hacia la biotecnología. Lanzaron Bio Protocol—no como una meme coin, sino como un intento serio de tokenizar la investigación sobre longevidad. Para 2024, el proyecto había llamado la atención en conferencias de DeSci Day, donde figuras prominentes tanto del cripto como de las ciencias de la vida comenzaron a colaborar abiertamente.
La mecánica imita los lanzamientos cripto estándar: gobernanza descentralizada mediante tokens, financiamiento comunitario para iniciativas de investigación y seguimiento transparente de hitos. Bio Protocol lanzó múltiples sub-DAOs que abordan preguntas específicas sobre longevidad—desde marcadores genómicos hasta optimización metabólica.
Resumen de rendimiento de Bio Protocol (BIO):
En agosto de 2025, Bio Protocol lanzó una actualización V2 que introdujo puntos BioXP, un nuevo mecanismo de lanzamiento y la integración con agentes autónomos de IA (construidos en ElizaOS) para acelerar los flujos de trabajo de investigación. La respuesta inicial fue dramática—más de 100 millones de BIO en stake en 7 días, aunque surgieron dudas sobre la precisión de los datos respecto al momento de las transacciones.
La brecha entre promesas y avances
Sin embargo, el entusiasmo oculta un problema estructural. Los costos tradicionales de I+D farmacéutico superan los $1 mil millones por medicamento y abarcan de 10 a 15 años. Los mercados secundarios de tokens en cripto, en contraste, operan en escalas de minutos. Los primeros proyectos DeSci enfrentaron críticas inmediatas: entregar resultados o el mercado castigará a los poseedores de tokens.
Esta tensión impulsó la innovación. La ola de agentes de IA ofreció una solución—sistemas autónomos que podrían acelerar el diseño de investigaciones, el análisis de literatura y la generación de hipótesis. ResearchHub recibió $2 millones en financiamiento adicional en febrero de 2025 específicamente para integrar agentes de IA en los procesos de revisión por pares. Para mediados de 2025, las plataformas DeSci estaban pilotando activamente flujos de trabajo de investigación impulsados por agentes.
El progreso de Bio Protocol, sin embargo, sigue siendo más lento que esfuerzos similares en AI4Sci. La base de datos de proteínas de código abierto de AlphaFold ya abarca 200 millones de estructuras. Bio Protocol continúa buscando acceso a datos históricos de investigación farmacéutica—idealmente de organismos reguladores o empresas farmacéuticas establecidas—para acelerar su propia velocidad de investigación.
La estrategia más reciente del proyecto pivotea hacia el arbitraje regulatorio: Bio Protocol V2 planea patrocinar múltiples lanzamientos de medicamentos en jurisdicciones con protocolos de experimentación humana más relajados. Este enfoque podría comprimir teóricamente los tradicionales 15 años en solo unos pocos, aunque plantea obvias cuestiones éticas sobre los límites de la ética en la investigación.
¿Qué pasa cuando la molécula de Dios se convierte en molécula de mercado?
La tensión central en DeSci sigue sin resolverse: ¿Puede la integridad científica sobrevivir a la tokenización? ¿Pueden las comunidades de investigación financiadas por mercados especulativos mantener el rigor?
La respuesta puede estar en la bifurcación. AlphaFold tuvo éxito porque DeepMind priorizó la calidad de los datos y la ciencia abierta sobre la economía de tokens. Bio Protocol tendrá éxito si también enfatiza los resultados de investigación sobre la apreciación del precio del token. El rediseño reciente de la economía en V2—que enfatiza el patrocinio continuo de proyectos en lugar de la extracción rápida de tokens—indica que el liderazgo del proyecto reconoce esta distinción.
¿Qué impulsa esta evolución? En parte, la llegada de fundadores como los de ResearchHub y Bio Protocol, que hicieron fortunas en infraestructura cripto pero descubrieron un propósito más profundo en acelerar el conocimiento humano. La molécula de Dios no es la longevidad en sí misma—es la estructura organizativa que permite a la humanidad perseguir colectivamente la longevidad sin barreras institucionales artificiales.
La frontera incierta
A medida que los experimentos de DeSci se desarrollan, la humanidad se acerca a decisiones que trascienden los mercados. Los avances en edición genética, la aceleración de la investigación mediante IA y la coordinación científica abierta convergen en una sola pregunta: ¿Cuál debería ser la trayectoria biológica de la humanidad?
El pasado ofrece dos precedentes contrastantes. Watson descifró el ADN y compartió el descubrimiento libremente, acelerando la biología por décadas. He Jiankui intentó editar genes sin consenso y fracturó la ética global de la investigación.
Si DeSci se convierte en el nuevo Watson o en el nuevo He Jiankui dependerá enteramente de si los incentivos basados en blockchain se alinean con la integridad científica o simplemente amplifican la extracción financiera. Las piezas tecnológicas—CRISPR, AlphaFold, agentes autónomos, financiamiento tokenizado—ya están ensambladas.
Lo único que queda por ver es si las usaremos sabiamente.