La internet explotó en junio con afirmaciones de que un “acuerdo de petrodólar” de 50 años entre Estados Unidos y Arabia Saudita acababa de expirar. Las redes sociales se inundaron de informes que sugerían que esto representaba un cambio sísmico en las finanzas globales. Pero aquí está la cuestión: toda la narrativa falló en el blanco. La historia viral confundió eventos históricos, malinterpretó acuerdos políticos reales y creó una idea errónea que todavía se difunde en las comunidades financieras hoy en día.
Lo que la gente entendió mal sobre el sistema de petrodólares
La confusión proviene de mezclar múltiples eventos históricos. En 1974, EE. UU. y Arabia Saudita establecieron la Comisión Conjunta de Cooperación Económica—un marco formal para una asociación económica más amplia. Esto no fue un acuerdo de petrodólares que obligara a vender petróleo exclusivamente en dólares. Esa es la distinción clave que los medios de comunicación pasaron por alto.
Al mismo tiempo, surgió un acuerdo separado: Arabia Saudita aceptó invertir fuertemente en bonos del Tesoro de EE. UU. a cambio de respaldo militar. Bloomberg finalmente reveló esto mediante divulgaciones de la Ley de Libertad de Información en 2016. Sin embargo, esto no fue el “pacto de petrodólares” que la gente pensaba que había expirado. El acuerdo de cooperación económica y el trato de seguridad por bonos eran dos mecanismos distintos que operaban en paralelo.
Considera la evidencia: Arabia Saudita continuó aceptando libras esterlinas y otras monedas por petróleo durante todo este período. Si realmente existiera un mandato de petrodólares, esto no habría ocurrido. El economista jefe de UBS, Paul Donovan, señaló públicamente esta contradicción, enfatizando que el marco de 1974 trataba sobre asociación económica, no sobre exclusividad monetaria.
El cambio real: desdolarización en los márgenes
Lo que realmente importa para los inversores es lo que está cambiando genuinamente en los mercados de commodities. Y sí, hay cambios reales—solo que no son la amenaza existencial que sugirieron los titulares.
Rusia y China han ido cada vez más a acuerdos energéticos en yuanes y rublos, en parte impulsados por sanciones de EE. UU. En 2023, Rusia se convirtió en el mayor proveedor de crudo de China, con transacciones principalmente en moneda china. Los Emiratos Árabes Unidos e India firmaron un acuerdo para comerciar petróleo usando sus monedas nacionales en lugar de dólares. Estos desarrollos son significativos y reflejan esfuerzos genuinos de diversificación económica entre potencias no occidentales.
Pero aquí está la nuance: estos cambios ocurren en los márgenes. La mayoría de las transacciones globales de petróleo—particularmente las que involucran a Arabia Saudita—siguen realizándose en dólares estadounidenses. Los lazos económicos y militares que unen a EE. UU. y Arabia Saudita permanecen intactos. La integración más profunda del dólar en la infraestructura financiera global no ha cambiado fundamentalmente.
Por qué el dólar sigue siendo dominante a pesar de la narrativa
El verdadero poder del petrodólar no se basa en un acuerdo secreto. Está arraigado en la realidad estructural económica.
Los datos del Fondo Monetario Internacional revelan que, aunque la participación del dólar en las reservas globales ha disminuido ligeramente, no ha surgido ninguna moneda alternativa como competidora genuina. Esto importa porque las monedas de reserva no se reemplazan mediante decretos políticos—se reemplazan por una funcionalidad económica superior.
El dólar sigue siendo el estándar para:
Facturar futuros energéticos a nivel mundial
Liquidar pagos transfronterizos de manera eficiente
Servir como garantía en finanzas internacionales
Almacenar valor de manera confiable en comparación con otras opciones
Incluso cuando las transacciones se realizan en otras monedas (yuan, euros, dirhams), la liquidación subyacente a menudo vuelve a dólares para inversiones y reservas. El acuerdo original de 1945—donde EE. UU. ofreció garantías de seguridad a cambio de suministros energéticos de Arabia Saudita—creó un marco que evolucionó hacia el sistema de petrodólares actual mediante la práctica y el beneficio mutuo, no por una obligación contractual rígida.
La conclusión
La narrativa de que en junio de 2024 expiró el “pacto de petrodólares” se difundió porque los ciclos de noticias financieras premian las historias dramáticas. Pero al examinar los acuerdos políticos reales, los patrones de uso de moneda y los datos del FMI, se cuenta otra historia: una diversificación gradual y marginal en lugar de un colapso sistémico.
El papel del dólar en el comercio global—incluidos los transacciones denominadas en petrodólares—sigue siendo el camino de menor resistencia para la mayoría de los participantes del mercado. Las ventajas estructurales en infraestructura financiera, profundidad de liquidez y estabilidad política son más difíciles de desplazar que los titulares virales sugieren. Entender esta distinción separa las decisiones de inversión informadas del pánico reactivo.
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Mitos del petrodólar vs. realidad del mercado: qué cambió realmente en 2024
La internet explotó en junio con afirmaciones de que un “acuerdo de petrodólar” de 50 años entre Estados Unidos y Arabia Saudita acababa de expirar. Las redes sociales se inundaron de informes que sugerían que esto representaba un cambio sísmico en las finanzas globales. Pero aquí está la cuestión: toda la narrativa falló en el blanco. La historia viral confundió eventos históricos, malinterpretó acuerdos políticos reales y creó una idea errónea que todavía se difunde en las comunidades financieras hoy en día.
Lo que la gente entendió mal sobre el sistema de petrodólares
La confusión proviene de mezclar múltiples eventos históricos. En 1974, EE. UU. y Arabia Saudita establecieron la Comisión Conjunta de Cooperación Económica—un marco formal para una asociación económica más amplia. Esto no fue un acuerdo de petrodólares que obligara a vender petróleo exclusivamente en dólares. Esa es la distinción clave que los medios de comunicación pasaron por alto.
Al mismo tiempo, surgió un acuerdo separado: Arabia Saudita aceptó invertir fuertemente en bonos del Tesoro de EE. UU. a cambio de respaldo militar. Bloomberg finalmente reveló esto mediante divulgaciones de la Ley de Libertad de Información en 2016. Sin embargo, esto no fue el “pacto de petrodólares” que la gente pensaba que había expirado. El acuerdo de cooperación económica y el trato de seguridad por bonos eran dos mecanismos distintos que operaban en paralelo.
Considera la evidencia: Arabia Saudita continuó aceptando libras esterlinas y otras monedas por petróleo durante todo este período. Si realmente existiera un mandato de petrodólares, esto no habría ocurrido. El economista jefe de UBS, Paul Donovan, señaló públicamente esta contradicción, enfatizando que el marco de 1974 trataba sobre asociación económica, no sobre exclusividad monetaria.
El cambio real: desdolarización en los márgenes
Lo que realmente importa para los inversores es lo que está cambiando genuinamente en los mercados de commodities. Y sí, hay cambios reales—solo que no son la amenaza existencial que sugirieron los titulares.
Rusia y China han ido cada vez más a acuerdos energéticos en yuanes y rublos, en parte impulsados por sanciones de EE. UU. En 2023, Rusia se convirtió en el mayor proveedor de crudo de China, con transacciones principalmente en moneda china. Los Emiratos Árabes Unidos e India firmaron un acuerdo para comerciar petróleo usando sus monedas nacionales en lugar de dólares. Estos desarrollos son significativos y reflejan esfuerzos genuinos de diversificación económica entre potencias no occidentales.
Pero aquí está la nuance: estos cambios ocurren en los márgenes. La mayoría de las transacciones globales de petróleo—particularmente las que involucran a Arabia Saudita—siguen realizándose en dólares estadounidenses. Los lazos económicos y militares que unen a EE. UU. y Arabia Saudita permanecen intactos. La integración más profunda del dólar en la infraestructura financiera global no ha cambiado fundamentalmente.
Por qué el dólar sigue siendo dominante a pesar de la narrativa
El verdadero poder del petrodólar no se basa en un acuerdo secreto. Está arraigado en la realidad estructural económica.
Los datos del Fondo Monetario Internacional revelan que, aunque la participación del dólar en las reservas globales ha disminuido ligeramente, no ha surgido ninguna moneda alternativa como competidora genuina. Esto importa porque las monedas de reserva no se reemplazan mediante decretos políticos—se reemplazan por una funcionalidad económica superior.
El dólar sigue siendo el estándar para:
Incluso cuando las transacciones se realizan en otras monedas (yuan, euros, dirhams), la liquidación subyacente a menudo vuelve a dólares para inversiones y reservas. El acuerdo original de 1945—donde EE. UU. ofreció garantías de seguridad a cambio de suministros energéticos de Arabia Saudita—creó un marco que evolucionó hacia el sistema de petrodólares actual mediante la práctica y el beneficio mutuo, no por una obligación contractual rígida.
La conclusión
La narrativa de que en junio de 2024 expiró el “pacto de petrodólares” se difundió porque los ciclos de noticias financieras premian las historias dramáticas. Pero al examinar los acuerdos políticos reales, los patrones de uso de moneda y los datos del FMI, se cuenta otra historia: una diversificación gradual y marginal en lugar de un colapso sistémico.
El papel del dólar en el comercio global—incluidos los transacciones denominadas en petrodólares—sigue siendo el camino de menor resistencia para la mayoría de los participantes del mercado. Las ventajas estructurales en infraestructura financiera, profundidad de liquidez y estabilidad política son más difíciles de desplazar que los titulares virales sugieren. Entender esta distinción separa las decisiones de inversión informadas del pánico reactivo.