Alguien planteó recientemente una verdad incómoda sobre la computación cuántica, ese tipo de cosa que mantiene a los expertos en seguridad despiertos por la noche. Actualmente, existen supercomputadoras lo suficientemente potentes como para romper la encriptación de Bitcoin. No son máquinas teóricas de décadas en el futuro. Sistemas reales que existen hoy en día.

Esto ya no es un escenario de ciencia ficción distante. La potencia computacional necesaria para romper la criptografía SHA-256 y ECDSA está al alcance de procesadores cuánticos avanzados. Lo que plantea una pregunta obvia: ¿qué sucede cuando las computadoras cuánticas se vuelvan más accesibles?

Las implicaciones van más allá de solo BTC. Ethereum, Ripple, prácticamente todas las principales cadenas de bloques dependen de fundamentos criptográficos similares. Si las amenazas cuánticas se materializan más rápido que las actualizaciones de la red, podríamos ver un capital que rote hacia alternativas resistentes a la cuántica. Algunos protocolos más nuevos ya están construyendo con la criptografía post-cuántica en mente.

No digo que Bitcoin muera mañana. Pero el reloj está corriendo para actualizar estas redes antes de que la computación cuántica se vuelva mainstream. Los proyectos que se adapten primero podrían terminar capturando una participación de mercado significativa durante esa transición.